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domingo, 20 de diciembre de 2015

LAS FERIAS ANDINAS DE COMIENZOS DEL 2016

 
Paseillo en la Plaza de Toros de San Cristobal
Eduardo Soto, A.T.T. 
Una vez conocidos oficialmente los carteles de las próximas ferias de San Cristóbal y Mérida, uno se queda con una gama de sensaciones asimétricas: Impresionado, agradecido, perplejo y expectante.
Impresionado por la calidad de los toreros y por  tener la oportunidad de ver (o rever) en nuestras arenas andinas tan interesante ramillete de figuras  de España, Francia, México, Perú y de nuestro propio país.
El Maestro Enrique Ponce, indiscutible torero de época  con casi 26 años de alternativa y todo un señor dentro y fuera del ruedo, ha sido anunciado varias tardes en esta etapa selectiva de su carrera, lo que bien pudiera significar su despedida de los ruedos venezolanos.
 
Paseillo en la Plaza de Toros de Mérida
     El extremeño Alejandro Talavante atraviesa un momento cumbre de su carrera profesional. Su valor y  amplio  repertorio le permite solventar situaciones de manera sorpresiva y artística. En la última Feria de San Isidro realizó faena de inspiración, cuajada de destellos, en la que prodigó un par de  verónicas rematadas con una larga cordobesa y  una serie de derechazos de rodillas con arruzina intercalada (igualmente de hinojos), detalles que solo raras veces  pueden  admirarse. Lamentablemente, emborronó con los aceros su brillante desempeño.
El Fandi, de los mejores diestros banderilleros de todos los tiempos; Diego Urdiales, cuyas maneras  (según los entendidos)  destilan pureza y clasicismo; y  Miguel Abellán, veterano torero madrileño con dos puertas grandes (si bien hace años) en la Monumental de Las Ventas; son todos profesionales pundonorosos que tratarán seguramente de esmerarse para mayor deleite de los  parroquianos.
Un par de toreros que vienen a toda marcha pidiendo paso,  son Daniel Luque y Alberto López Simón. Daniel, es un fino diestro andaluz,  también de gran repertorio y seguro con la espada. Para los que gustan de la aritmética taurina, el de Gerena en los meses de Septiembre y Octubre de este año, cortó veintidós orejas y un  rabo, en diez festejos en plazas españolas, más oreja adicional en Nimes. Es el inventor de las  celebradas luquecinas: Tira el estoque a la arena (a veces lo clava) y cambiando de mano alternativamente  torea por la espalda con los vuelos de la muleta. Y qué decir de Alberto, torero de Madrid y revelación del año en Las Ventas. Su valor, conocimiento  y entrega le llevaron a salir por la Puerta Grande y a la enfermería, pues le hizo una lidia verdaderamente heroica a su último toro con una cornada en la cara posterior del muslo derecho que le llegaba hasta la pelvis. He allí dos muestras del empuje con que  vienen arreando este par de cualificados diestros.
Sobre Javier Castaño, capaz torero salmantino nacido en León,  todavía recordamos su faena la pasada feria de Mérida, cuando dio  espectáculo y prodigó un circular de rodillas interminable,   de unos novecientos grados (para los que gustan de la geometría del toreo) al  ejemplar de La Cruz de Hierro, para  merecer el premio a la  mejor faena e   indulto el bravo ejemplar del Sr. Echenagucia. Esaú Fernández, el joven maestro de Camas, indultó un toro en  Tovar y no tuvo suerte en Maracaibo, pero bien merece otra oportunidad, pues su torería y carisma  transmiten de inmediato a los tendidos.
Los dos diestros franceses son conocidos de la afición venezolana. Juan Bautista es un torero serio, poderoso, muy de verdad y con mucho conocimiento de la lidia. Su padre es rejoneador retirado, criador de toros  y se desempeñó por años como Director  de la plaza de Arles. Recuerdo que Juan Bautista logró el premio a la mejor faena en la Feria de Mérida, edición 2012. Sebastián Castella es un diestro en la plenitud de su carrera. Generalmente inicia su trasteo de muleta con  pases cambiados: Citando de lejos en el centro del ruedo, recto como una vela, con las zapatillas clavadas en la arena y al llegar el toro a jurisdicción se lo  pasa por la espalda. Tiene un valor sereno y frío, sin aspavientos.  Sus faenas casi siempre en un palmo de terreno, los pitones a escasos centímetros, impávido como si no existiese peligro alguno. Para  rematar  esta etapa cimera de su carrera,  fue declarado triunfador de la Feria de San Isidro 2015 y autor de la Mejor Faena.
Los dos mexicanos, el jaliciense Arturo Saldívar y el hidrocálido Juan Pablo Sánchez, son también conocidos en nuestro país. Ambos son vistosos con la capa (como corresponde al gentilicio), dominadores con la muleta y muy certeros con la espada. Son desde ya candidatos seguros a llevarse (por lo menos) el premio a la mejor estocada de feria.
Así llegamos a Andrés Roca Rey, joven torero peruano nacido en Lima, de familia acomodada, taurina desde hace tres generaciones y hermano menor de Fernando, también matador de toros. Andrés, tras  fulgurantes actuaciones como novillero (triunfos en Madrid, Sevilla, Pamplona),  tomó la alternativa en Nimes en Setiembre de este año y cortó dos orejas a ejemplares nada fáciles de Victoriano del Rio. Ya sufrió su bautismo de sangre y viene cuajando una carrera que lo proyecta con fuerza hacia los primeros lugares del escalafón taurino. En la última corrida del abono de la reciente  Feria de Acho, cercenó par de auriculares a un ejemplar de la reconocida ganadería peruana de Roberto Puga, lo que (además de la puerta grande) le valió para alcanzar el Escapulario de Oro del Señor de los Milagros. Todos los taurinos estamos deseosos de verlo actuar en nuestros ruedos.
(Con la venia de ustedes, saco a colación que la Plaza de Acho (1766) es la única plaza histórica de América (es decir construidas en el siglo XVIII) y la tercera más antigua del mundo, tras la de Béjar y Zaragoza en España. Es también una de las más costosas, pues el precio de una barrera de sombra puede rondar los trescientos cincuenta dólares).
En esta oportunidad no vamos a comentar sobre los matadores de toros venezolanos que intervendrán en las venideras ferias, pues  nuestra afición está familiarizada con ellos.  Quisiéramos desearles a todos mucha fortuna en estos importantes compromisos que se avecinan. Así mismo para los novilleros que nos visitan y, en especial, para  nuestros muchachos quienes a pesar de  enfrentar muchas dificultades, no cejan en su empeño de perseguir sus sueños de torero. Ánimo  que hay luz en el horizonte.
Dios quiera que las ganaderías venezolanas  que  lidiarán estas ferias (salvo la excepción que confirma la regla) estén a la altura de las circunstancias, pues tienen una magnífica oportunidad de presentar lo más granado de su producción. Señores  ganaderos tienen ustedes la palabra.

El común de los aficionados quedaría perplejo al conocer la cantidad de trámites que deben cumplirse y la diversidad de obstáculos que  tienen que superar las empresas,  para poder concretar espectáculos de este calibre, sobre todo en la coyuntura actual.  Se trata de un emprendimiento que envuelve riesgos de diversas características, unos más predecibles que otros.  En todo caso, hacemos votos porque todo salga a pedir de boca para bien de la Fiesta  Brava en Venezuela.
La sabiduría popular nos indica que es de bien nacidos ser agradecidos. Pues bien, todos estamos agradecidos y muy expectantes.
Solo resta, desear una feliz temporada decembrina y  que el próximo año rebose de salud y  prosperidad creciente para cada uno de ustedes y, por supuesto, el más auspicioso porvenir  para nuestro maltratado país.

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