Cañaveralejo 28 de diciembre pasado. El lleno que la empresa no vio. Foto: Camilo Díaz
"...Los
 defensores de la integridad territorial y arquitectónica del bien 
fuimos derrotados en toda la línea. Ya es un hecho irreversible. Para 
qué llorar sobre la leche derramada. El predio se partió, el comprador 
“Mall Plaza Colombia S.A.S., iniciará en él sus desarrollos y el 
vendedor contó su plata, en asamblea de socios el jueves pasado..."
El Consejo de Estado colombiano recordó en sentencia de octubre 2014 que la plaza de toros Cañaveralejo es “monumento nacional”, y por tanto corresponde al Ministerio de cultura su “manejo y protección”.
En julio de 2015, la 
ministra, por coincidencia caleña, Mariana Garcés, entendió que la mejor
 manera de proteger la plaza-monumento, era permitir la venta de 35.680 
metros cuadrados de sus terrenos, y autorizar de paso construcciones en 
ellos de hasta 23,6 metros de altura, con el argumento de que es 
propiedad privada y el dueño puede disponer.
Este, la Sociedad Plaza 
de Toros de Cali S.A., que en realidad es entidad mixta (privada y 
oficial), de particulares  64% y Estado 36% (Municipio y Departamento), 
había sustentado la transacción en su necesidad de dinero para sanear 
las finanzas y convertir el coso en un escenario multiuso más rentable. 
Opinión compartida por sectores aficionados y prensa taurina local.
Los defensores de la 
integridad territorial y arquitectónica del bien fuimos derrotados en 
toda la línea. Ya es un hecho irreversible. Para qué llorar sobre la 
leche derramada. El predio se partió, el comprador “Mall Plaza Colombia 
S.A.S., iniciará en él sus desarrollos y el vendedor contó su plata, en 
asamblea de socios el jueves pasado.
No voy a repetir en esta
 breve columna el extenso informe de gestión presentado por la junta. 
Solo mencionaré una cifra netamente taurina; 700 millones de pesos (unos
 200.000 euros). Pérdida de la temporada 2015, la cual corresponde, 
según el presidente, al desfase producido por el cataclísmico 
encarecimiento del dólar ocurrido entre la contratación y el pago de 
honorarios a los ocho toreros extranjeros participantes en la feria. Ni 
más ni menos. 
En principio, los 
ingresos estaban presupuestados para cubrir los costos, y de acuerdo a 
la concurrencia, generar más o menos ganancias. Pero no, al fin las 
figuras no congregaron todo lo que suponía su caché (según el informe, 
ver foto) y lo que perdió la empresa viajó en los esportones.
Pero tranquilos, por 
ahora, la venta parcial del “patrimonio nacional” da para cubrir eso y 
más, aunque de seguir así no se avizora larga supervivencia en estos 
lares para ese otro valioso patrimonio amenazado; la fiesta.

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