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sábado, 5 de marzo de 2016

FERIA DE ABRIL EN SEVILLA


caballos

Por: Alberto Acevedo Montero

En el corazón de Andalucía está Sevilla, ciudad desconcertante, luminosa y pura, metrópoli donde se puede escribir sobre romances y civilizaciones, ciudad de luz, amor y castañuelas, rodeada y besada por su amante, el imponente Guadalquivir.

Ha sido a través del tiempo el más bello cante a la vida, y su duende acompañará por siempre a todos aquellos que han tenido la fortuna de conocerla. Sus cuatro famosos barrios son de ensoñación: San Bernardo, La Macarena, Santa Cruz y Triana, cuyas calles empedradas y de nombres poéticos nos invitan a la oración, al recuerdo, a la ensoñación. El solo nombrar las calles de Pimienta, Agua, Vida, Susana, Mesón del Mono, Glor, Amor; recordar sus bellas casitas blancas cubiertas por el verdor de la hierba y el verdiblanco de los jazmines; hablar de Santa Cruz y su placita emocionan el corazón. Allí permanecen los restos de Murillo, sus balcones coquetos y patios de alelí, sus bohemios cafetines y en fin, todo aquello que les dan la razón a quienes dicen que Santa Cruz fue la antigua judería.

torre del oroMil y mil cosas se pueden escribir sobre Sevilla el solo recordar el barrio torerísimo de Triana catalogado como el de más rancia torería, el de La Macarena en donde se puede asistir en un rito extraño al paso del cristo de la expiración por los milenarios arcos que los romanos construyeran ciento cincuenta años antes del milagro de Belén.

Sí, todo esto y mucho más lo encierra la gran Sevilla, que nostalgia recordar !.

Su plaza de toros “La Real Maestranza de Caballería”, bautizada así por nobles caballeros jinetes que la construyeron e impulsaron y cuyo ruedo ovalado ha llenado de gloria e ilusiones a muchos toreros que han pisado su albero, es esta coqueta Maestranza la novia del Guadalquivir, enclavada allí en el paso de Colón, vecina a la torre del oro fue testigo de la grandeza torera de nuestro compatriota César Rincón, quien luego de bordar el toreo cambió una tremenda cornada por la gloria.

plaza-de-torosLa puerta grande de Sevilla y de su plaza de toros tienen un precio alto, para abrirla se necesitan tres orejas como mínimo, por allí han desfilado las más rutilantes figuras del mundo en todos los tiempos: Manolete, Dominguín, Arruza, Domingo Ortega, Paco Camino, Joselito, Diego Puerta, El Cordobés, El Viti, El Capea, Emilio Muñoz, Ortega Cano, Paco Ojeda, Espartaco, Curro Romero, Jesulín de Ubrique, Finito de Cordoba, Enrique Ponce, Pepe Cáceres y como no, el gran César Rincón.

Su feria va desde el domingo de Resurrección.

Su ruedo también se ha teñido de sangre, varios diestros han perecido en lamentables percances.

Sevilla es Sevilla y… punto. 

La Mejor de lo Toros

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