Ambos pasean un trofeo ante un encierro que no acabó de romper en el último tercio
APLAUSOS
El primero no sirvió. Muy aplomado en el último
tercio, Rafaelillo trató de sacar agua de un pozo seco. Bien el murciano
con un toro que, eso sí, en los primeros tercios desarrolló una
manejable condición que aprovechó Rafaelillo para brillar con el capote.
El recibo capotero al cuarto fue sensacional. Rafaelillo, primero con
una rodilla en tierra, después de pie y abrochando con la reunida media,
encendió la plaza. Su picador Agustín Collado también levantó ovaciones
en un gran tercio de varas. El inicio de faena, poderoso y por abajo,
sirvió para domeñar las acometidas de un toro que embistió siempre muy
humillado aunque con escaso recorrido. Muy torero Rafaelillo,
especialmente en la parte final de su labor, que coronó de una estocada
entera tras la que le fue concedida la oreja.
Manuel Escribano toreó francamente bien a la verónica al
segundo de la función. Fue este un toro serio que embistió con dulzura
en la muleta hasta que se paró, que fue demasiado pronto. Muy templado
el de Gerena, que cerró por manoletinas se lastimó la mano al pinchar en
la suerte suprema. Saludo una ovación. A portagayola se fue el
sevillano a recibir al quinto, que era un tío. De nuevo el temple con el
capote y la solvencia con los palos. La faena, condicionada por el
escaso celo de su oponente, fue muy bien medida en los tiempos por
Escribano, que sobre las dos manos construyó una obra en la que la
firmeza fue la tónica predominante. Mató de media estocada que sirvió.
Paco Ureña le cortó al tercero una oreja ganada a ley. El
torero de Lorca, sobre las bases de la pureza y la verdad, construyó una
faena emocionante en la que fue cogido de manera dramática, por fortuna
sin consecuencias. La plaza se entregó con Ureña, que pulseó la
embestida del toro de Adolfo hasta compactar una obra de las que
cuentan. Mató de una buena estocada y paseó el trofeo. La tablilla
anunciaba que el sexto pesaría 609 kilos. Un tren. Ureña volvió a
ponerse al natural como si tal cosa.
Largura en los muletazos, impecable
la colocación y hondura en el trazo. Bien de verdad, por encima de un
toro que no acabó de romper. La espada dejó sin premio y sin puerta
grande su tarde de compromiso.
Valencia, domingo 13 de marzo de 2016. Tercera de la Feria de Fallas. Toros de Adolfo Martín. Rafaelillo, palmas y oreja tras aviso con petición de la segunda; Manuel Escribano, ovación y ovación con saludos tras petición; Paco Ureña, oreja y ovación de despedida. Entrada:
Casi lleno.
Tras el paseíllo, los tres toreros saludaron una fuerte
ovación del público puesto en pie, entre gritos de ¡libertad, libertad!
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