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sábado, 28 de mayo de 2016

Sergio Galán se reinventa a sí mismo por la Puerta Grande

El rejoneador de Tarancón cuaja una notable faena frente al quinto al que corta una oreja, mismo botín que frente a su primer oponente

El rejón final ensombrece las actuaciones de los portugueses Rui Fernándes y Joao Moura

Buena corrida de Benítez Cubero


Por séptima ocasión en su carrera Sergio Galán abrió la Puerta Grande. Siete veces a hombros el rejoneador de Tarancón y ayer tras dos faenas que fueron antagónicas. Imprecisa y ligera la primera. Rotunda, profusa y despaciosa la segunda. Como dos caras de una misma moneda. Como la noche y el día, Galán se reinventó a si mismo para sacar frente al quinto ejemplar lo mejor de su tauromaquia que es clasicismo, la despaciosidad y el aire elegante y sutil tanto de su manejo como de sus ejecuciones. Labor merecedora de las dos orejas la de ese quinto que quedó reducida a una por una absurda ley de la compensación que el presidente se sacó de la manga tras haber andado suelto con el pañuelo a la hora de concederle al propio Galán el trofeo en su primero.

El quinto fue un buen toro de Benitez Cubero -este con el hierro de Pallares- con el que Galán se explayó sobre Ojeda, reuniéndose muy en corto y pisando sus terrenos. Y profundizó sobre un gran Apolo, toreando muy despacio, con gran creatividad y en un palmo de terreno. El manejo y la seguridad de un caballo con tronío. Un soberbio par a dos manos en el centro del ruedo resultó excepcional. Clavó rosas sobre Fado antes de tumbar al toro de un rejonazo en lo alto. Antes, una oreja cortó Galán al segundo, un toro con fijeza pero sin empuje al que el de Tarancón ligó una faena de buen oficio en la que destacó montando a Trópico y la espectacularidad sobre Titán. Labor de más soltura que apreturas, rematada de un rejonazo. Dos faenas distintas a todos los niveles y dos orejas de distinto peso. Al final, Puerta Grande justa. Qué es lo vale.

Se movió mucho y bien la corrida de Benitez Cubero. De notable equilibrio las dos faenas de Rui Fernandes que merecieron mayor premio. Muy bien sobre Cervantes en su primero y sobre Azucar en el cuarto. Muy metido el de Monforte toda la tarde. La falta de contundencia con el rejón final fue su cruz.

El mismo hándicap corrió Joao Moura que estuvo a buen nivel con sus dos toros. Poderoso frente al exigente tercero montando a Perera, exponiendo en ejecuciones y batidas. Y muy inteligente frente al sexto, que tuvo movilidad pero quería ganar la acción al caballo. Ganó Moura con la precisión de Xaque-Mate. El hierro final ensombreció su actuación.

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