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domingo, 7 de agosto de 2016

Un gran Pepe Moral se va en silencio

Un encierro con posibilidades de El Ventorrillo permitió una viuelta al ruedo para Ricardo Torres, dos silencios para David Galán y un gran nivel sin premio del sevillano Pepe Moral

Un gran Pepe Moral se va en silencio

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Ricardo Torres, David Galán y Pepe Moral paseaban esta calurosa tarde de domingo a las siete en punto en la primera plaza del mundo. Era la primera corrida de toros de la programación de agosto de Las Ventas y un encierro de El Ventorrillo era la materia prima ganadera para la ocasión.
 

Iba y venía el serio primero en el capote de Ricardo Torres, que lo saludó a la verónica con la confianza justa mientras volvía del revés y sin entrega. Embarullado fue el quite, también a la verónica y entre dos puyazos duros en el penco, el segundo viniendo de largo para quedarse empujando con un pitón. Mejor propuesta tuvieron las chicuelinas de David Galán en su turno de quites. Con la muleta tuvo cierta estética el inicio de doblones, engarzado con el toreo de mano diestra, más sutil en los toques que templado en los trazos. Porque fue toro de apuesta para quedarse y tragar, pero le dio corrección y liviandad un Torres que nunca terminó de confiarse con la chispa humillada del de El Ventorrillo. Falló con el acero y escuchó silencio tras aviso.


El segundo tuvo movilidad en el saludo que inició Galán con una larga cambiada de rodillas en el tercio, pero le faltó celo en las verónicas de buen trazo del malagueño. A Manuel Escribano, presente en un tendido, fue el brindis de David, que le quiso poner siempre gusto y compostura a una faena de pitón derecho en la que lo aplomado del animal aguó la fiesta. Tuvo valor para quedarse y oficio para alargarse viajes con mucha estética, pero tuvo que meterse muy pronto entre los pitones y la estocada desprendida no dio para tocar pelo. Silencio. 


Muy en el tipo de El Ventorrillo estaba el tercero, serio por delante, más vareado en la trana, con wl cuello largo para humillar y repetir en el excelente ramillete de verónicas con las que le ganó el paso hasta los medios Pepe Moral para abrocharle allí la media sevillana y hacer que rubíes Madrid. Otras tres y media le sopló en el quite, pero ya no repetía tanto el castaño. Solo lo hizo en dos series con la muleta, pero fueron muy buenas. En los cambiados de zapatillas asentadas en el centro del ruedo con que comenzó la faena y en una tanda diestra, plena de temple y de gusto, con la que intentó Pepe alargarse los viajes al escaso fondo del animal. Lo demás fue valerosa porfía, porque no fue fácil soportar los continuos cabezazos a media altura que la falta de raza provocaba en el castaño, ni dejarla muerta con la zurda para trazarle mejor de lo que los tomaba el bicho. Horrible con la espada, lo que iba para faena grande quedó en silencio.


Un tío salió por chiqueros en cuarto lugar. Alto y montado, le dejó las dos leznas por abajo a Torres en las verónicas del saludo y le recordó que era un toro cuando quiso abrocharse la media a la cadera. Y tuvo fondo el animal, más del que dejó ver un Torres con poco bagaje que se conformó con vaciar los viajes en lugar de buscarle un tranco más. Y lo tenía. A base de perder pasos y dibujar con soltura a diestras supo llegar al tendido, más corto a zurdas, con manoletinas finales que remató con una estocada desprendida. Vuelta tras petición.


Corretón y suelto salió el quinto, largo y con cuajo, embistiendo con las manos por delante y rebrincado en las verónicas de buena propuesta de David Galán. Luego se arrancó largo y con poder al jaco en doa varas y acudió humillado y con temple al gran quite a la verónica de Pepe Moral. Con la muleta Galán estuvo técnicamente impecable desde los derechazos iniciales, dando metros a la boyante arrancada del toro y enganchando con precisión y suavidad. Aplicó tiempo, tuvo paciencia, templó los viajes y propuso soluciones a la embestida a menos cuando a menos se vino. Porque se aflojó el fondo del animal y allí no hubo más que meterse entre los pitones, como hizo David. Cierto que faltó algo de ajuste, un poco de compromiso y una miaja de apuesta, pero anduvo mejor Galán que el silencio tras aviso que escuchó.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de toros estival.

Seis toros de El Ventorrillo, de exigente humillación y celo el manejable primero, noble pero aplomado el segundo,  de cara suelta y media altura sin fondo el castaño tercero, de importante embestida y buen fondo el buen cuarto, obediente y franco a menos el quinto y obediente y con recorrido a menos el sexto. 

Ricardo Torres, silencio tras aviso y vuelta al ruedo.

David Galán, silencio y silencio. 

Pepe Moral, silencio y silencio. 

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