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domingo, 12 de febrero de 2017

Sebastián Castella corta dos orejas en su encerrona en la Feria de Medellín


La figura francesa sale a hombros en el broche del ciclo colombiano 

Derechazo de Sebastián Castella
Derechazo de Sebastián Castella - Efe

EFE Medellín (Colombia) 

El diestro francés Sebastián Castella salió por la puerta grande en su encerrona de laFeria de La Macarena, de Medellín, al cortar dos orejas este sábado, en el cierre de la temporada taurina de esa ciudad.

Aenas era el primer toro de la tarde y a la segunda serie con la muleta Sebastián Castella ya tenía al público levantado en sus asientos. En la siguiente, el torero francés volvió a emocionarlos tanto que en los tendidos se empezaban a hacer cuentas de las orejas que cortaría en su encerrona en el ruedo de La Macarena de Medellín. Si así era el comienzo, cómo sería dos horas y media después. Parecía ser la apoteosis.

Pero dos horas y media después Castella solo tenía dos orejas en su esportón, una del cuarto, otra del quinto. No quería salir a hombros, pero algunos que se habían tirado del tendido lo levantaron. Salía victorioso de su encerrona, pero no fue una tarde fácil. Tuvo que imponerse ante muchas adversidades.
Si no cortó oreja del primero, de la ganadería Santa Bárbara, fue porque el puntillero falló dos veces.

El segundo, de Achury, fue devuelto por caerse repetidamente a la arena. El reemplazo, de Ernesto Gutiérrez, no tenía un solo pase. Castella se los inventó largos y lentos. La estocada tardó mucho y no se valoró una seria faena.

El tercero, de Ernesto Gutiérrez, no tuvo entrega y la faena fue a menos.

En esa primera parte, a Castella se le vio particularmente ansioso. No paró de dar instrucciones a su cuadrilla, a la banda de músicos, incluso se encaró con aficionados, y hasta ordenó que cerraran el techo de la plaza aún cuando no llovía.

Las mayores emociones

Las mayores emociones se vivieron con el cuarto, de Achury Viejo, que se arrancó de largo al caballo de Luis Viloria y peleó con mucha bravura. Raza y temperamento tuvo al enfrentar la muleta de Castella. Una muleta poderosa e imponente en principio, pero luego enredada en algún pitón.

Hubo parte del público que se puso a favor del toro, que fue premiado con la vuelta al ruedo, mientras Castella paseaba una porque el toro tardó en doblar.

Al quinto, del hierro de Santa Bárbara, Castella le cortó la segunda oreja de la tarde, la que le daba la salida a hombros.

Y el sexto no tuvo la suficiente raza, la que sí tuvo el matador en los seis toros, que más allá de aciertos y equivocaciones salió a imponerse. Castella se fue a hombros de su encerrona.

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