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miércoles, 8 de febrero de 2017

Torería de Curro Romero y diabluras de Rafael de Paula en un mano a mano irrepetible


Rafael de Paula: «El toreo es gloria, así que Dios lo bendiga»

Las dos leyendas del toreo se reencuentran en la presentación del libro «Torerías y diabluras», de Jesús Soto de Paula 


LORENA MUÑOZ Sevilla

Era un cartel único e histórico. Curro Romero y Rafael de Paula, protagonistas de irrepetibles mano a mano en los ruedos, reeditaban su encuentro en Sevilla. La excusa para unir a dos leyendas del toreo, que han mantenido históricamente algunos distanciamientos, fue presentar el libro «Torerías y diabluras», editado por Canto y cuento, la cuarta obra de Jesús Soto de Paula, hijo del torero de Jerez.

El salón de actos de Caja Rural Sur se llenó hasta la bandera. Iba a ser un acto imprevisible, mágico y sin guión. Y así fue. El encargado de despejar plaza fue el periodista Alberto García Reyes, que hizo de moderador en «una reunión de cabales». Sin necesidad de protocolo, se inició el paseíllo, a pesar de la presencia del presidente de Caja Rural, José Luis García-Palacios; la presidenta editora de ABC, Catalina Luca de Tena; los toreros Juan Antonio Ruiz «Espartaco» y Serafín Marín; el cirujano taurino Ramón Vila; cantaores como Pansequito, así como numerosos aficionados y periodistas.
Fue el autor, «un escritor que escribe muy bien no sólo porque es un buen escritor, sino porque sabe de lo que escribe», el primero en intervenir para desgranar las claves de la obra. «Curro Romero y Rafael de Paula han sido los únicos toreros de arte que mis ojos han visto», dijo Jesús Soto ante la mirada atenta de ambos. Un libro que le ha llevado cinco años de trabajo en los que vio cómo se le cerraban las puertas de muchas editoriales. Y agradeció el prólogo de Curro Romero, a quien le dedica varios pasajes del libro. «Si estoy aquí es gracias a Curro», confesó. La obra tiene un gran contenido filosófico «una lucha entre lo apolíneo y los dionisíaco» porque, según su autor, «el toreo tiene mucho de tragedia». «Torerías y diabluras» enlaza la tauromaquia con otras artes «para declarar el toreo como arte universal», y en él se habla de conceptos como el duende o el tiempo, en una historia del toreo que habla de Joselito, Belmonte, José Bergamín, Hemingway, Picasso o Lorca.

«No escribo sobre lo que me hace hablar, sino sobre aquello que me deja mudo», dijo Soto, que se atrevió a decir que «hay toreros para ver y toreros para escuchar». Y definió el duende: «El duende es una puñalá que se le da a todas las mentiras para quedarse a solas con la verdad. El duende es quien se adueña de su creador y no al contrario», aseguró.
El periodista de ABC, Alberto García Reyes, fue el encargado de presentar el acto
El periodista de ABC, Alberto García Reyes, fue el encargado de presentar el acto- RAÚL DOBLADO

«Yo votaría a Obama»

A continuación, llegó el turno de los dos genios para intercambiar reflexiones sobre el libro que los había reunido de nuevo, esta vez ante un micrófono. «Empieza tú, así me animas a decir algo», le dijo Curro a Paula. El de Jerez comenzó con una reflexión muy personal e hilarante sobre el toreo y la vida en la que mencionó desde Barack Obama -«un hombre bueno que si fuera español yo lo votaría»- hasta el Papa Francisco, «al que también estaría encantado de saludar como al presidente americano», pasando por Francisco Rivera, del que mencionó «un absurda entrevista» que le hizo una periodista, de la que dudó «que tuviera el carnet».

Paula señaló la diferencia entre «la literatura y la crítica taurina», y citó a Ortega y Gasset para arrancar una sonora ovación. «España no sería España sin las corridas de toros. Y punto. Las corridas son un acontecimiento, eso de espectáculo es una cosa chabacana. El toreo es gloria, así que Dios bendiga al toreo», dijo.

«¿Tú quieres seguir hablando?», le preguntó Romero. «Con tu permiso, Curro», le dijo Rafael. «Nada, tú remata», sentenció el Faraón de Camas para que pudiera mostrar su alegría porque «Curro haya hecho un prólogo hermoso y salido del corazón en el que ha echado el alma, porque me consta el afecto y el cariño que le tiene a mi hijo, y viceversa».

Así lo confirmó el maestro para abrochar la faena. Y como siempre, se mostró agradecido. «Gracias, Jesús, por el espacio que me dedicas como torero en el libro. Me hago cargo de lo que has sufrido para decir estos lances de lamento sufridores, amorosos y acariciadores».

El maestro de Camas tiró de memoria: «Me acordaré mientras viva de cuando toreaba con tu padre y de pequeño te metías en mi habitación. Eres un hombre muy bueno y te lo mereces», sentenció. La vuelta al ruedo del acto fue con el eco de Jerez en el cante de Agujetas.

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