FERIA DE PASCUA Salió por la Puerta Grande
Puerta Grande para el torero vasco que firma una tarde importante; Morenito de Aranda, oreja a golpe de natural en el cuarto
MICA CRESSENTY > Arles (Francia)
Iván Fandiño ha mostrado su mejor versión esta tarde en la última de la Feria de Pascua en Arles (Francia). Los aficionados que acudieron al Coliseo Romano supieron ver el toreo del espada vasco que abrió la Puerta Grande merced a dos faenas de distinto sello, pero ambas presididas por el temple y el convencimiento. Si a su bravo primero lo cuajó por ambos pitones con gran firmeza, al quinto lo toreó con enorme suavidad para fraguar una faena que sólo él había visto. Buena tarde también de Morenito de Aranda, que paseó el otro trofeo de la tarde en el cuarto gracias a su toreo al natural.
Lo empezó a demostrar en un suspiro. Con el bravo animal de Pedraza que hizo segundo. Fue un animal bravo en el caballo y embistiendo con codicia detrás de los engaños. Fandiño, que ya lo había saludado con cinco buenas verónicas, lo entendió a la perfección y se pudo lucir en una faena de muy alta nota.
El de Orduña, muy decidido, resistió las embestidas del encastado animal y supo sacarle partido en tandas de gran ligazón y profundidad. Todo con el temple por bandera. Excelentes resultaron las tandas de derechazos. El epílogo, por manoletinas. Atacó en la suerte suprema y de estocada más descabello logró despenarlo. Oreja sin discusión y ovación para el animal, al que se llegó a pedir la vuelta al ruedo.
Fandiño corroboró su buena tarde en el quinto, otro toro que sacó a relucir su celo en el caballo. Sin embargo, a diferencia que la mayoría de sus hermanos, blandeó durante los primeros tercios. Tampoco le ayudó una inoportuna vuelta de campana. El espada vasco le hizo todo a su favor para ayudarle, mimo y suavidad para facilitar que rompiera hacia delante.
Luego, la faena de muleta fue un ejercicio de fe del torero de Orduña, que apostó por el astado y creyó en sus posibilidades. Muy metido en el trasteo, a base de temple, logró sostener al animal y ligar las tandas con la transmisión suficiente para llegar al tendido con fuerza. Así, solventó ese obstáculo del animal para levantar una faena muy consistente. Concluyó su labor por bernadinas y dejó una estocada entera para asegurarse la segunda oreja y, en consecuencia, la Puerta Grande.
Morenito de Aranda paseó una justa oreja al arrastre del cuarto. El burgalés volvió a dejar sobradas muestras de su torería y buen concepto artístico con el bravo cuarto. Otro animal que tuvo casta a raudales. Ya lo cantó en el tercio de varas, cuando acudió hasta tres veces al peto del caballo montado por José Quinta, cada encuentro a mayor distancia. En todos ellos, se arrancó con alegre galope.
El colorado de Pedraza tuvo calidad y lo cantó en la muleta de Morenito de Aranda, especialmente, por el izquierdo, su mejor pitón. Por ahí, regaló embestidas francas y el torero castellano le ligó las tandas, que calaron en el tendido de manera automática. Tres tandas excelentes. Los adornos, de bellísima factura, colaboraron a engrandecer una obra notable. Lo despachó de estocada de efecto fuliminante y la oreja fue unánime.
Previamente, Morenito de Aranda hizo todo cuanto estuvo en su mano para lucir al primer ejemplar de Pedraza de Yeltes. Lo colocó de largo al caballo, le dio distancia en la muleta, lo dejó recuperar entre tanda y tanda. Una gran lidia, que después le agradeció el astado, que se movió con alegría. Buena actuación del espada de Aranda. La pena fue la espada, porque se le fue la mano a la hora de matar, motivo por el que cambió una oreja segura por una vuelta al ruedo.
Gustó la entrega de Román frente al tercero de la divisa charra. Después de brindar a Juan Bautista, el valenciano se fue al centro del ruedo para arrancar su faena de rodillas. Allí, a la misma boca de riego, acudió el burel, que respondió bien en las dos primeras tandas antes de venirse abajo de repente. No resistió más, una lástima que no durara más el animal, porque Román había dejado claras sus ganas. Ovación.
No hubo manera de remontar la tarde en el sexto, sin duda, el toro más deslucido de la tarde. Sus ganas se estrellaron con este ‘garbanzo negro’ de Pedraza de Yeltes, cuyo mayoral saludó al término del festejo. No fue por los méritos de este sexto que, pese a ir tres veces también al caballo, se paró demasiado pronto. El joven valenciano puso todo su ahínco en invertir la tarde para no irse de vacío, pero era una labor imposible. Palmas.
Coliseo Romano de Arles (Francia). Más de media entrada. Toros de Pedraza de Yeltes, bien presentados y de buen juego, encastados, salvo el lote de Román, más deslucido. El mayoral saludó desde el tercio al finalizar el festejo. | ||
Morenito de Aranda, vuelta al ruedo y oreja. Iván Fandiño, oreja y oreja. Román, ovación y palmas. |
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