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miércoles, 5 de julio de 2017

Salida a hombros en San Fermín de Colombo, promesa cierta

El novillero venezonalo corta dos orejas y se convierte en el primer triunfador de la Feria


Jesús Enrique Colombo, en imagen de archivo 
Jesús Enrique Colombo, en imagen de archivo  
 
ANDRÉS AMORÓS  

Dos días antes del primer encierro y uno, antes del chupinazo, abre la Feria una novillada del Parralejo, varias veces triunfadora en esta Plaza. Siguen mostrando su nobleza pero varios acusan escasez de fuerzas. Todavía no asisten las peñas pero hay una gran entrada. El venezolano Colombo confirma la gran impresión que dejó en Las Ventas.

El navarro Javier Marín, en su última novillada, se entrega en el primero, desde los faroles de rodillas iniciales hasta la media de rápido efecto: oreja generosa de los paisanos. En el cuarto, manejable pero soso, vuelve a entregarse, con escaso brillo, y falla con los aceros. ¿Está maduro para la alternativa?

El venezolano Colombo, triunfador en San Isidro, juega en banderillas con el segundo, maneja con facilidad los trastos pero el novillo se echa y lo han de apuntillar. En el quinto, se luce en un quite vistoso; banderillea con rotundidad, en cualquier terreno; encadena derechazos de rodillas; muletea con gusto, seguridad y variedad. Sufre una voltereta y una patada en la cabeza. Agarra una gran estocada y corta justamente dos orejas.

Toñete, medio navarro, es hijo de Antonio Catalán, un conocido empresario. Logra suaves muletazos en el tercero, muy noble, flojo, pero mata mal. En el último, realiza un trasteo valiente y de línea clásica pero vuelve a fallar en la suerte suprema. Maneja mejor la muleta que el capote y la espada. Habrá que esperar.

Aunque sólo ha podido matar un novillo, Jesús Enrique Colombo sale a hombros y, sobre todo, demuestra que es una promesa cierta.

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