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jueves, 19 de abril de 2018
Dos orejas al empaque de Manzanares en la Feria de Abril
Parece que vamos a seguir en el cielo: Manzanares corta dos orejas por una faena de las suyas, llena de empaque; Talavante compensa su actuación anterior cortando una oreja. Pero nos quedamos con la miel en los labios: del cielo, volvemos a la tierra.
Sebastián Castella viene de indultar un toro en América pero escuchó los tres avisos con un Victorino, en Castellón. Nadie discute su trayectoria ni su profesionalidad pero sus trasteos caen a veces en la monotonía, por su excesiva duración (participa de un vicio muy general, actualmente).
Al primero que flaquea, lo recibe con chicuelinas e insiste en el quite por el mismo palo: no hay manera de evitar esta reiteración… Muy bien Chacón, en banderillas. El toro es pronto, alegre; la faena, desigual, voluntariosa, con enganchones, acaba impacientando. Hace el esfuerzo en el cuarto, en el que se luce Viotti. El toro galopa y repite. Comienza con los habituales cambiados, se queda quieto, vertical. Logra series limpias, sin que llegue a tocar la música, hasta que el toro se va apagando. El arrimón final provoca división de opiniones; sigue la mala racha con la espada.
Manzanares, tan querido en Sevilla, parecía acusar la larga inactividad; esta tarde, recupera su mejor tono en el segundo toro, excelente, para el que se llega a pedir la vuelta al ruedo. (Muy bien Rafael Rosa, con los palos). Desde el comienzo, muletea pausado, solemne; un pase de pecho interminable pone al público en pie. Corre la mano con ritmo y cadencia; un cambio de mano del diestro es digno de su señor padre. Suena la música: ¡qué belleza! Como el toro conserva empuje, cita a recibir y consuma brillantemente la suerte: dos orejas. Su empaque ha resplandecido con este muy buen “Encendido”. Le falta sólo una oreja para abrir la Puerta del Príncipe. Recibe al quinto con una larga de rodillas y lances suaves pero el toro flojea, levanta protestas, queda corto: es un “Gavilán” de poco vuelo. Ha de cuidarlo y medirlo mucho: lo deja respirar, lo va metiendo, logra alguna serie lucida pero la faena queda a medias, como la espada. Otra vez será… Ha demostrado, una vez más, su clase innata, ésa que se tiene o no se tiene, y ha despejado las dudas sobre su recuperación.
La imagen que dejó Talavante el lunes no fue buena. Esta tarde, debe remediarlo: lo logra, en parte. Me recuerda a ese dios Jano de dos caras que, según el maestro Antonio Burgos, resume a Sevilla: Talavante está mal o bien, sin términos medios. Lo mismo hace con la espada: cuando ha logrado faena, mata muy bien; cuando no, es un pinchaúvas. Le toca esta tarde el tercero un buen “Asturiano”, que rompe a embestir con son en la muleta (he recordado la preciosa “Asturiana”, de Isaac Albéniz, que algunos toman por flamenca). Muy bien Trujillo, en banderillas. Alejandro despliega su fantasía, muestra su facilidad con la izquierda, lo cuaja al natural: menos me gustan, aunque el público los aplauda, los remates, mirando al tendido (Ángel Luis Bienvenida se avergonzaba de haberlos iniciado) y las manoletinas. Al final, liga con personalidad una arrucina, el molinete, el cambio de mano y el de pecho. Entrando muy recto, deja una estocada a toma y daca, a cambio de un fuerte golpe en el pecho: justa oreja. El último se repucha en banderillas. Alejandro lo intenta pero el toro derrota, engancha la tela; no logra dominar las desiguales embestidas y mata mal. Una vez más, la doble cara de Jano…
No hemos visto dos salidas seguidas por la Puerta del Príncipe pero el público está ilusionado. Si los toros siguen embistiendo, puede ser una Feria histórica. Me preguntan algunos si espero un indulto más: no es probable ni razonable. Pero hay otro acontecimiento que no descarto: en Sevilla, no se corta un rabo desde Ruiz Miguel, hace muchos años. ¿Por qué no lo van a lograr, en esta Feria, alguno de los toreros anunciados esta semana? El poeta Gerardo Diego, que también firmó críticas taurinas, cerraba una de ellas citando a Calderón: “Soñemos, alma, soñemos”.
POSTDATA. Identifican algunos la Fiesta con una estética tradicional y una política de derechas: es una gran mentira. A propósito de “Orgullosito”, he recordado dos versos de Rafael Alberti – que no era precisamente de derechas -, en su poema “Un solo toro para Luis Miguel Dominguín”: “Oh, negro toro de España… Porque toda España es él”. Un ejemplo más, que nadie cita: Pedro Garfias, poeta ultraísta, símbolo republicano, comunista. Desde el exilio mejicano, recuerda la Feria de Sevilla: “La reolina de la Feria gira, vibra… / Por la tarde, a los toros: Plaza de la Maestranza. / Los viejos aficionados se entienden con la mirada”. Es el resumen de su nostalgia por España.
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