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miércoles, 2 de mayo de 2018

La mafia taurina, presente en Aguascalientes

Apuntes de un fin de semana en Aguascalientes.

 
Si en verdad el enojo llega a este manoteo, hay que dejar de escoger estas bueyadas. Así de fácil. Aquí el único culpable es él (Ponce). Ese enojo, hagámoslo notar, es el mismo que sienten todos y cada uno de los partidarios del toreo, los aficionados que aman la Fiesta en este lado del mundo cuando toca ver a Enrique Ponce envuelto en escándalos, regateando su prestigio y valor en despachos y apartados en plazas como las mexicanas pero luego quejarse en plena corrida. Todo esto, envuelto de decepción es ensuciar una impecable hoja de vida innecesariamente. No queremos kilos, queremos casta y trapío” – Luis Eduardo Maya sobre la actuación de Enrique Ponce del pasado 29 de abril en Aguascalientes.

Por Juan Carlos Valadez De SOL y SOMBRA.

 ¡Ay feria de “agüitas”! que divertida y progresista eres, ya que cada año nos sorprende tu crecimiento, las instalaciones de tu macro plaza y la cantidad de turistas que te visitan de todas partes del mundo.

Para nosotros los taurinos peregrinar cada año por tu feria es una obligación y una tradición. Este año acudimos con la ilusión de ver el regreso de Enrique Ponce y al gran triunfador de Sevilla –Julián López ” El Juli”– después de la épica hazaña del indulto de “Orgullito“, y también asistimos para comprobar el estado de salud de la Feria Taurina más importante de América.

Pero el resultado no ha podido ser más desastroso, nuevamente hemos podido comprobar que la fiesta brava en México esta enferma en gran parte de un “porrismo” extremo (excesiva admiración) y que la mafia, es decir las administraciones de los diestros ibéricos, sigue abusando de los nobles aficionados.

“Esto se lo van a cargar” dijo el maestro Enrique Ponce en alusión a un “toro” anovillado del hierro de Bernaldo que le regresaron a los corrales el pasado domingo 29 de abril.



Lo cuál es cierto, porque si seguimos exigiéndoles a las figuras extranjeras que enfrenten toros con trapío, estas ya no van a querer regresar y entonces sí nos vamos a cargar la Feria de Aguascalientes, porque el toro mexicano como alguna vez lo dijo Ponce en un programa televisivo, tiene que “tener su carita”.

Así como la afición mexicana también tiene que tener su carita ¡pero de mensos! porque seguimos aguantando éstos desplantes de dos figuras del toreo, que si las analizamos con detenimiento, muy poco han abonando en nuestro país en la presente década.

Lo de Enrique Ponce y “El Juli” ya es sistemático y en su afán de hacer mucho con lo menos, continúan imponiendo toros anovillados de ganaderías “light” que les permiten que la estética prevalezca sobre la épica, para realizarles faenas monótonas y carentes de emocion a reses sin edad, sin trapío y descastadas.

Usted se preguntará; pero si la plaza se llenó, se cortaron orejas y hasta un rabo ¿por qué tanta molestia?

La queja es por la deprimente imagen que nos ofrecen Enrique Ponce y “El Juli” que parece que actúan convencidos de que el negocio se les acaba en México y que hay que recoger hasta las últimas migajas con las mismas fórmulas de siempre, es decir, despreciando al toro y a todos los que pasan por taquilla.

Y entonces usted se preguntará, las autoridades ¿para que sirven?

Realmente para casi nada, son simples comparsas de la empresa, algunos personajes enfermos de protagonismo fuera y dentro de la plaza, pero sin autoridad dentro de la misma, razón por la que dejan al aficionado huérfano ante el secretismo y la mafia taurina.

¿Y los toreros mexicanos?

Algunos anduvieron mejor que otros, como en el caso de Octavio García “El Payo” qué el pasado domingo 29 de abril tuvo una actuación destacada, pero al igual que los aficionados nuestros toreros mexicanos son víctimas de las imposiciones de las figuras de ultramar.

¿Y Joselito Adame?

Apoyado por la influyente empresa que lo administra, se presentó al mano a mano con “El Juli” con sus toros bajo el brazo -de mejor presentación que los del maestro de San Blas- pero en esta ocasión dijo muy poco, además de que parece que la euforia local que sentía su afición por José ha bajado notablemente.

Finalmente ¿Que nos queda?

Nada, parece que solo nos queda tragar para que no nos digan reventadores o dejar de asistir a las plazas en forma de protesta, porque si uno exige “esto se lo van a cargar” cómo dijo Ponce en su condición de figura. Una figura que por cierto lleva varios años sin haber sido capaz de ligar una faena en México ante una corrida de toros auténtica, seria, íntegra y encastada. Un señor que al igual que Julian López “El Juli”, intenta estafar en cada ocasión que puede, la buena fe de los aficionados para llevarse el dinero a manos llenas con becerradas indecorosas.

Pero así está la Fiesta y así la tienen los taurinos y todos los aprovechados que quieren vivir del cuento, entre ellos los críticos que amparan, alaban y ponderan tanta desfachatez faltando a la verdad.
Y que siga la alegría de torear sin toro: una gran alegría, sobre todo para el torero, y que la fiesta siga siendo una verbena, tal como les encanta a los taurinos. Pero que no se olvide que un toro mutilado de pitones -como los lidiados el pasado fin de semana-, es medió toro, y que toro que no soporta mínimo dos puyazos está lejos de ser un toro bravo y será lo que usted quiera que sea, pero bravo no es…. tal vez sea un Vaco

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