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miércoles, 20 de junio de 2018
Entre el ruido y el apocalipsis, la renovación del abono de la Feria de San Fermín "va como un tiro"
ZABALA DE LA SERNA
Las surrealistas declaraciones del alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, sobre el futuro de San Fermín, los encierros y las corridas han provocado una tolvanera de respuestas sin ton ni son. Incluso la UCTL, siempre tan modosita, se ha sumado al hastag #niunpitonensanfermin, o algo así, y ha emitido un comunicado apocalíptico que aquí no van a leer y que ya encabeza la home de Mundotoro: "Los ganaderos de todas las asociaciones acuerdan no mandar un toro a San Fermín si no hay corridas". En la propia Casa de Misericordia, propietaria de la plaza de toros, organizadora de la Feria del Toro, de las corridas, sí, como entidad privada, independiente y benéfica, están asombrados con la ola de solidaridad de cuantos se han tirado al agua a salvar los Sanfermenines. Son tantos que provocan ahogo. A Asiron lo conocen. Como abonado de sol y como alcalde. No les asusta tanto, me temo, como la polvareda favorable, el ruido gratuito, el grito de "¡ni una ganadería a Pamplona!", la polvareda histérica. "La renovación del abono va como un tiro", dicen tímidamente, así como asomando la cabeza entre la estampida de búfalos que han saltado por la pradera de Twitter a salvar San Fermín. Que sin corridas no hay encierros lo sabe hasta Joseba.
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