Alejandro Talavante lo ha hecho. ¿El qué? Que todos hablen de él. Partidarios y detractores. Colegas toreros que van de compañeros amigos y que quizá no lo sean tanto. ¿O sí? No sé. Algunos andan «resquemados» por su atrevimiento. Sí, ya ven, en un ruedo tan osado como el de los toros, donde los toreros se juegan la vida, algunos andan molestos con su osadía de entrar en el bombo de la Feria de Otoño. Y, por si una ración les parecía ya mucho, Talavante dijo que dos: doble o nada.
Talavante, autor del toreo más puro de la temporada (con permiso de Morante, que juega ya en otra división); Talavante, portador de las muñecas que hacen crujir los cimientos de la naturalidad, ha dicho: «Aquí estoy yo. Y quiero dos». Porque lo quería y, por qué no decirlo, casi por necesidad, vista su ausencia de demasiadas ferias y para allanarse el camino, si todo brilla, de cara a la próxima. Y no, no es ausencia por la venganza de la que algunos hablan, es una ausencia escogida por considerar que lo que le ofrecen no se corresponde con lo que el torero cree merecer. Pero eso es otra cuestión que analizamos ya en el artículo «El Dorado» [Pinche aquí para leerlo].
Por cierto, a Talavante, que es un grandioso torero, le ponen mucho el título de independiente. Perdonen que les lleve la contraria: Talavante ha estado unido a muchas casas taurinas, la última, a la casa Matilla, a la que, por trabajo, talento y poder, algunos que largan quisieran estar unidos. Pero ese es otro cantar... El caso es que fue ésta quien rompió con el torero. Que ahora, sí, está libre. Y, de momento, va por libre. Ya se verá en el futuro...
Hablábamos del sorteo. Ha querido la diosa Fortuna que le toque una de las divisas predilectas por las figuras, Victoriano del Río, y otra de las favoritas por la afición torista, Adolfo Martín. Cuando la bolita desveló el hierro, el runrún y los aplausos de felicidad estallaron entre los que colmaron el Patio de Caballos de Las Ventas, donde se celebró el sorteo. Hasta Simón Casas, en primera fila, giró la mirada y sonrió, contagiado por la ilusión del aficionado. Ahora solo falta que aquella expectación se traduzca en la expectación en taquilla. Y así debería de ser, pues Talavante es uno de los toreros con mayor tirón en el Foro. Al César lo que es del César... Aunque las combinaciones no lleven el sello del glamour, ya veremos si ese misterio del azar atrae o no al personal...
Contradicciones del taurino
¿Taurinos dije? Pues menudos son (somos): rara vez están conformes. Ante lo viejo ponen cara de aburrimiento, ante lo nuevo fruncen el ceño... Y claro, algunos piden azar «a lo Champions), pero si luego los carteles no se redondean (el más redondo es, según el sentir general, el de Talavante, Ureña y Fortes) ya ponemos mala carita... Cara sin maquillaje, en una Fiesta con relaciones con una buena capa de este en una arena tan de verdad. Así, donde por delante algunos dicen «olé tú», por detrás dicen que «El Tala» deja a las demás figuras «a los pies de los caballos», que las figuras lo son para elegir y pedir. De hablar de lo que realmente generan mejor lo dejamos para otro día, ¿verdad?Alejandro Talavante ha querido (y Plaza 1 habrá tenido que hacer un esfuerzo económico para contratarlo) anunciarse dos tardes en la Feria de Otoño. ¡Bienvenido sea! El último doblete en Otoño fue de López Simón, en 2015, aunque por percance solo pudo cumplir un compromiso en su año dorado. La anterior había sido de Iván Fandiño, curiosamente con las mismas ganaderías que matará el extremeño.
El tema es que Alejandro Talavante, en un gesto de figura, ha dicho «sí, quiero» a dos tardes en Madrid. «¡Viva Talavante!», como gritó el apasionado productor francés. Sin el lujo de ir arropado por otras figuras, pero con el lujo de su caro toreo. Y andan algunos toreros de oro revueltos.
¿Amigos? En la rivalidad no hay amigos. No sé si a Talavante le impiden dormir las dos tardes de Madrid, pero no miento si les digo que su apuesta ha quitado el sueño a más de uno, como otrora un histórico 29 M... Porque, ¿y si sale bien? ¡Ojalá!
Que hablen... Alejandro Talavante, al que solo le falta una «promo» a lo Coelho con su último «Hippie», es dueño de su destino. Y en su miedos o no miedos manda él. ¡Qué grande Talavante! ¡Que comience la revolución!
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