Insistió, resistió y nunca desistió. Por eso, a sus 34 años y con 14 ya de alternativa, le ha llegado su momento. Se ha subido a este último tren y está dispuesto a llegar muy lejos, convencido del camino que debe seguir, el menos fácil de todos. Buscó un refugio en Perú, resucitó a punto de tirar la toalla, le descubrió Francia y Madrid ha acabado de darle el empujón a las ferias. Es un hombre feliz. El torero revelación de 2018
Jorge Casals
-Con diferencia.
-Estará satisfecho.
-Mucho. Y con la tranquilidad de
saber que esta ha sido una de las temporadas más bonitas de mi vida, que
me he hecho un sitio y tengo el reconocimiento de los profesionales y
aficionados.
Donde me han dado la oportunidad de hacer el paseíllo, he
salido triunfando. Ha sido una temporada de mucha presión y
responsabilidad porque tenía que aprovechar las oportunidades que me
daban o todo se me escapaba de nuevo. Afortunadamente cada tarde pasaba
algo importante y el año lo pude rubricar con esa oreja en la Feria de
Otoño de Madrid, que ha hecho que mi nombre se sitúe en los primeros
puestos de cara al año que viene.
-¿Tiene los pies en el suelo?
-Ya bastante los tuve en el aire en mis primeros
años como matador de toros. No tenía una estabilidad emocional ni sabía
cómo había que caminar en esta profesión. Ahora claro que los tengo en
la tierra, soy consciente de mis circunstancias, de dónde estoy y a
dónde quiero llegar.
-¿Cuál ha sido el secreto para reflotar?
-La paciencia y creer en uno
mismo han sido los pilares fundamentales. Solamente por el amor que
tengo hacia el toro debía luchar por una segunda oportunidad. Ahora es
muy bonito echar la vista atrás y ver que todo ese sacrificio y la lucha
realizada ha tenido su recompensa al verte anunciado en las ferias, con
el circuito de corridas definidas como más exigentes, que es donde yo
quiero situarme.
“Ha sido una temporada de mucha presión y responsabilidad porque tenía que aprovechar las oportunidades que me daban o todo se me escapaba de nuevo”
-La paciencia sin otras cualidades no sirve de nada.
-Yo he tenido paciencia, pero siendo consciente de
lo que podía dar en el ruedo. Sabía que a poco que me embistiera un
toro iba a dar la cara y se me iban a abrir muchas ferias.
-¿Por qué antes no y ahora sí?
-Tomé la alternativa en 2004 y al año siguiente
rompí con mis apoderados, que fue una decisión desacertada y comenzó el
declive. Después llegó el descenso tan importante de festejos y no me
quedó otra opción que hacer la maleta y viajar a Perú.
-¿Nunca se dio por vencido?
-Más de una vez. Hubo temporadas completas en
Perú, en las que pasaba allí todo el año y solo regresaba para pasar las
navidades con la familia. Fue muy complicado porque echas de menos a
los tuyos. Cuando llamaba a mi gente y me decían que todos mis triunfos
en Perú no habían tenido repercusión alguna en España, que todo aquel
sacrificio caía en un saco roto, me desmoralizaba mucho. Fue tan duro
que tomé la decisión de hacerme banderillero y me encargué dos vestidos
en plata.
-¿Los guarda?
-Uno de ellos lo tengo en una
vitrina y de vez en cuando lo veo y me acuerdo con qué fatiguitas le
tuve que decir al sastre que me lo hiciera.
-Fue una decisión que le honra.
-Siempre he tenido claro que mi vida es el toro y
sabía que si no podía ser luciendo el oro, me pasaría a las filas de
plata. Sabía que ese paso lo debía dar cuando llegara esa segunda
oportunidad y no la aprovechara, mientras tanto, debía seguir luchando.
-Tuvo que ser duro.
-La situación era desesperante,
llegué a maldecir mi afición. Pero gracias a Dios, siempre tenía a
alguien o algo que me empujaba y, además, de vez en cuando cuajaba algún
toro por Perú que me daba moral o alguna vaca en un tentadero. Gracias a
eso lograba salir adelante.
-¿En qué momento cambio todo eso?
-A finales de 2015 toreé una corrida de José
Escolar en el pueblo abulense de Fresnedilla y pude indultar un toro.
Pensé que era mi última corrida de toros, incluso llevé a mi familia
para que me vieran por última vez. Era como una despedida. No aguantaba
más, se hacía muy pesado estar tantos años sin ver la luz. Y, sin
embargo, ahí me volví a ilusionar otra vez.
“La paciencia y creer en uno mismo han sido los pilares fundamentales. Todo el sacrificio ha tenido su recompensa”
-Y cambió su vida.
-Totalmente. Aquel triunfo me
abrió las puertas de muchas plazas del Valle del Tiétar al año
siguiente, con esas corridas duras y serias en lo que se conoce como “El
Valle del Terror”.
Posteriormente se me hizo un sitio en Francia y
ahora he logrado meter cabeza en las ferias de España. Estoy muy
agradecido a muchas ferias, pero sobre todo a Madrid, esa plaza que da y
quita. Gracias a mi paso por Las Ventas el 4 de junio, en la Feria de
San Isidro, me cambió toda la temporada. Sabía que debía llegar mi
segunda oportunidad y ya la he tenido. Ahora solo me queda seguir
luchando para ocupar ese sitio en el toreo por el que tantos años he
luchado.
MADRID, EL TRAMPOLÍN
Confirmó la alternativa en Las Ventas en 2012 y no regresó
hasta el año pasado, cuando se anunció en el desafío ganadero
Saltillo-Juan Luis Fraile. Aquella tarde le permitió entrar en el pasado
San Isidro para matar la corrida de Saltillo. Y ahí cambió todo.
-En Madrid me lo jugaba todo.
Salió bien aquella tarde y la empresa me dio la oportunidad de repetir a
finales de junio con la corrida de Montalvo, en la que, por cierto,
pude torear un toro muy bien. Esa primera tarde fue una de las que más
me han pesado por la responsabilidad, pero me sentía satisfecho por ser
mi primer San Isidro, con la televisión de testigo, con mucha gente
expectante que todavía seguía creyendo en mí. Tenía que pasar algo y así
fue. Me dio mucho.
-Impactó su versión más lidiadora con los saltillos, sorprendió su cara más artista frente a los montalvos.
-Muy pocos toros me han dado
opciones de torear como siento, pero en cuanto medio me han dejado he
querido demostrar que toreo muy despacio y de delante a atrás. Soy algo
más que un torero lidiador.
-Madrid le dio el salto a otras plazas. La recompensa llegó pronto y se vio anunciado en Pamplona.
-Con la de Cebada Gago. Es muy bonito que después
de ver tantos encierros por televisión, de repente llego a esa ciudad,
descubro su ambiente, toreo y acabo saliendo a hombros. Es de las tardes
bonitas de este año.
-Y después Bilbao, con la de Miura…
-Fue una tarde que me marcó
porque torear en esa plaza y con ese hierro es todo un privilegio. Me
pesó cuando me vi anunciado, pero es lo que quería, dos toros y una
oportunidad. Salí refrendado con una oreja.
-Este año ha matado más miuras.
-Mi primero lo maté el año pasado en Ceret y me
quedé muy satisfecho. La única corrida de Miura que no me dio opción fue
la de Albacete, pero después en Úbeda pude cortar tres orejas y en
Bilbao, una. Es un privilegio matar este tipo divisas, que son con las
que quiero afianzarme.
-Veo que lo tiene claro.
-Sí porque por mi concepto del toreo y por la
lucha que llevo, donde más feliz voy a ser es con ese tipo de corridas.
No es fácil entrar ahí porque hay muchos compañeros que luchan por lo
mismo que yo, pero creo que yo estoy haciendo méritos para poder estar
en ese lugar tan privilegiado.
-En esas ferias uno ya empieza a verle el color al dinero.
-Lo que me ha dado mucha moral es
que puedo ir al sastre a comprarme capotes y muletas y hacerme como
este año tres vestidos de luces sin problema, sin tener que pensar en el
dinero. Tener tus avíos en condiciones es lo que sueña un torero.
-¿Es el único capricho que se ha dado?
-Sí.
“Fue tan duro que tomé la decisión de hacerme banderillero y me encargué dos vestidos en plata. La situación era desesperante, llegué a maldecir mi afición”
-¿Cómo se portan las figuras? ¿Le dejan sentarse a su mesa?
-No he tenido ningún problema. Este año por
ejemplo he toreado en Sanlúcar con Morante y Padilla, que se despedía de
su tierra, y fue una tarde bonita. Su trato hacia mí ha sido magnífico.
-¿La mejor faena de este año?
-He tenido tardes muy buenas y de todas me quedo
con algo. He toreado toros muy bien, como por ejemplo el otro día en
Illescas, donde cuajé a cámara lenta a un toro de Victorino.
-¿Hay un Octavio Chacón mejor que el que hemos descubierto este año?
-Siempre. Todos los días hay que
seguir creciendo. El invierno es largo y sirve para mejorar y darle una
vuelta de tuerca al toreo. Soy tan ambicioso que nunca estoy contento y
siempre quiero más, esa es la única manera de crecer como torero.
DE GALLOSO A CABA…
-¿Cuál es el fuerte de Octavio Chacón?
-El capote es con lo que más a gusto me siento. En
ese sentido mi referente es José Luis Galloso, quien me apoderó a lo
largo de tantos años. Pero también tengo muy metido en la cabeza hacer
el toreo despacio y cuando tengo oportunidad, soy capaz de ralentizar la
embestida de un toro.
-¿Dice que José Luis Galloso fue un referente para usted?
-Fue uno de ellos, al principio.
Me apoderó desde que era novillero sin caballos hasta mis primeros años
como matador de toros. Pero con el paso del tiempo, de todos se aprende
algo. Ahora mismo admiro y respeto a todo aquel que se pone delante, y
de cada uno extraigo todo lo positivo de lo que me pueda alimentar.
-Su primer apoderado fue Galloso, ahora lo es Antonio
Caba, banderillero retirado -muchos años a las órdenes de Jesulín- y
empresario taurino. Está totalmente volcado con usted.
-Antonio es un tío extraordinario. Somos amigos.
Él me ha inculcado la disciplina. Es un profesional de los pies a la
cabeza, al que he visto luchar por mí al cien por cien. Me apodera desde
principios del año pasado y hasta el día de hoy.
-¿Le han tirado los trastos otros apoderados? Ahora mismo es usted un torero muy interesante para ellos.
-Lo único que te puedo decir es que estoy muy
contento con Antonio y su manera de trabajar, de luchar por mí. Me ha
hecho crecer y ver que el toreo no es amargura sino grandeza.
-Cuando hay grandeza todo es más bonito.
-Por eso hay que seguir adelante.
Es muy bonito montarte en una furgoneta, disfrutar de un día de
corrida, ver tu traje nuevo en una silla, que la afición te reconozca y
te quiera ver, pisar los escenarios grandes, matar este tipo de
ganaderías, ver que las cosas salen bien… Con eso soy feliz. Ahora sí
que soy capaz de sonreír.
-Y solo es el principio. Lo bueno acaba de empezar.
-Tengo que demostrar que lo de
este año no ha sido casualidad. Ojalá tenga la fuerza y los toros me
respeten para estar muchos años. Por todo lo que llevo pasado, este tren
no se me escapa.
"Perú ha sido mi pilar para no desistir"
Al igual que para muchos toreros que no logran abrirse
paso en España, para Octavio Chacón Perú fue su refugio donde logró
sentirse torero. Torear en aquel circuito es una dura supervivencia.
Aquella aventura le hizo más duro y más fuerte, incluso le aportó la
experiencia necesaria para forjarse en el gran lidiador que es ahora. “Perú
ha sido mi pilar para no desistir. Ha hecho despertar unos valores en
mí, sobre todo como persona, que tenía olvidados. Lo que fue una
aventura repleta de incertidumbres se convirtió en ocho temporadas con
una media de 25 festejos al año. Me ha servido mucho, porque además he
tenido la fortuna de torear corridas buenas, con garantías, aunque
también he logrado sobrevivir a momentos muy duros que te encuentras en
muchas plazas. Pero todo ha sido válido, todo me ha aportado mucho y me
ha hecho forjar el torero y la persona que ahora soy”.
Este año ha pisado menos aquel país. Es evidente. Y a
partir de ahora, a Dios gracias, le va a ser más complicado tomar un
vuelo hacia Sudamérica. “A Perú voy siempre encantado porque es
un país que me acogió y que me lo ha dado todo. Estoy dispuesto a ir,
siempre y cuando no me coincidan las fechas con España y Francia. Antes
hacía temporadas completas, pero si todo sale como este año en el que he
entrado en muchas ferias, va a ser más complicado poder viajar hasta
allí”.
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