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lunes, 1 de octubre de 2018

Desfile de inválidos en una tarde soporífera

Ni el sobrero de José Escolar salvó la penúltima novillada del Zapato de Oro en la que se lidió un bochornoso encierro de Casasola

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David Salvador lanceando a la Verónica a un novillo de Casasola, en la Feria de Zapato de Oro / Javier Rubio

Costó llevar la tarde. Fría. Pesada. Ni uno solo de los seis novillos nos hizo tener la más mínima esperanza. Qué sopor. La tarde del debut y despedida de Casasola, esperemos. Ni para saborear un pellizco de algo bueno. De toreo, aunque éste sea liviano.

Ángel Jiménez corrió turno tras la devolución del primer inválido del hierro salmantino. Quiso meterlo en la muleta, con firmeza y mando el joven novillero, pero el animal no quiso coger los vuelos. Sin entrega y con la cara por encima del estaquillador salía después de cada muletazo. Se mostró voluntarioso durante toda la faena, pero se topó con un imposible animal, carente de fuerza y protestón. También le fue imposible meter en la muleta al sobrero de José Escolar, un novillo complicado que embestía con genio y que se quedaba corto. Le buscaba los tobillos en ocasiones. Lo pasó mal Ángel Jiménez, que lo intentó pero sin lucimiento. Se atragantó reiteradamente con los aceros y volvió a ser silenciado.

Otro inválido saltó al ruedo como segundo, pero con él sí que tuvo que entenderse David Salvador, aunque ese entendimiento era como encontrar agua en medio de un desierto. Imposible. Rodó por los suelos en varias ocasiones el animal, patas arriba. Calidad tenía, pero la fuerza estaba bajo mínimos ya de salida. Brindó luego al público, quizá más por cortesía que porque hubiese una pizca de optimismo. A media altura, con sutileza, sin obligarle y llevándolo a favor argumentó una faena sin emoción. Un trasteo en el que combinó el toreo por ambos pitones, pero sin la más mínima opción de olé. Pase, pase y pase. Lo mejor, la estocada. Se tiró con verdad y enterró el acero, pero le costó echarse. Cantó la gallina bien pronto en el quinto, el mejor novillo de la tarde en cuanto a humillación a la hora de tomar los vuelos de la muleta. Fue un novillo exigente y complicado, y Salvador supo aprovecharlo en los primeros compases de la faena, hilvanando tandas cortas por ambos pitones, para que no perdiese las manos. Mayor profundidad hubo al natural, donde compuso bien la figura. Pronto se rajó y ya no había de donde sacar. Firme estuvo en todo momento el salmantino, que estructuró una faena inteligente, muy a favor del toro.

Mejor condición parecía tener el tercero de salida, pero el espejismo duró muy poco. Estaba en la cuerda floja el novillo. Empezaba a pesar la tarde en el tendido. Se le mimó en el caballo, pero de poco sirvió. No había batería para mover el motor. Por el ruedo andaba el novillo, iba y venía, pasaba por detrás de la muleta más por inercia que por querer coger los vuelos. Lo cuidó bastante, sin obligarle, pero aquello no fluía. La tarde se desmoronaba. De rodillas se echó al final de la faena al sexto. Quiso levantar algo la tarde, que ya pesaba un quintal. Otro inválido de Casasola fue este sexto. Ni fuerza para levantar al novillero por los aires tuvo, y eso que lo intentó en más de dos ocasiones. Ni se le protestó para devolverlo a los corrales. Ya no había ganas de seguir calentando el asiento en una tarde para el olvido.

FICHA
 
Plaza de toros de Arnedo (La Rioja). Cuarta novillada de la feria Zapato de oro. Se lidiaron novillos de Casasola, bien presentados aunque sin fuerza. El 1º bis, protestón y sin fuerza; el 2º, invalido; el 3º, sin clase ni entrega, deslucido; el 4º, de corto recorrido y con genio, complicado; el 5, exigente y con humillación, se rajó pronto; y el 6º, inválido. Un cuarto de entrada.

Ángel Jiménez, de coral y oro, pinchazo y estocada baja (silencio); cuatro pinchazos, descabello (silencio).

David salvador, de verde hoja y oro con cabos negros, buena estocada, aviso, descabello (silencio); dos pinchazos, pinchazo hondo, cuatro descabellos, dos avisos (silencio).

Fernando Plaza, de malva y oro, tres pinchazos (silencio); estocada corta caída (silencio).

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