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sábado, 6 de octubre de 2018

Feria de Otoño: Diego Ventura engrandece el rejoneo



Corta tres orejas y abre su Puerta Grande número 17 en su actuación en solitario


Diego Ventura, a lomos de Sueño, en banderillas al sexto
Diego Ventura, a lomos de Sueño, en banderillas al sexto - Paloma Aguilar

Andrés Amorós

Apoteosis total de Diego Ventura: en su apuesta más arriesgada, llena Las Ventas, mata seis toros (dos de ellos, de Miura), es la vez número 17 que abre esta Puerta Grande. Es el primer rejoneador que ha indultado un toro; también ha cortado un rabo, en Madrid. En una tarde histórica, se confirma plenamente como el número uno. Y no ha sido fácil porque, por las dificultades de los toros y su fallos, al matar, no ha cortado trofeos hasta los dos últimos.

Desde hace años, Ventura pelea por el liderazgo con Hermoso de Mendoza; pelea a distancia, porque el navarro no acepta torear con él en una gran Feria, con televisión. Es lógico: Pablo vive su última etapa; Diego, su plenitud. Por denunciar esto, a Ventura se le cierran muchas Plazas del norte. Es el único que busca lidiar toros con más movilidad y emoción: hace poco, de Partido de Resina; esta tarde, miuras. ¿Qué aficionado podría reprochárselo?

El primero, de Sánchez, mansea y se para. Diego arriesga, en tablas y mata bien: sólo por ser el primero, no le dan la oreja, que merecía. Recibe a portagayola con la garrocha al miura segundo, que transmite emoción pero no es fácil: la faena tiene mucho mérito pero el rejón cae bajo. En el tercero, de Cortés, noble, se luce a dos pistas, con arriesgados «muletazos» por dentro y quebrando por el lado contrario: una faena completa, de dos orejas, pero mata a la tercera. El cuarto, de Sánchez, huye a tablas, deslucido: comparte la lidia con Munera, el sobresaliente. En el quinto, de Miura, codicioso, que galopa, aguanta arreones, quiebra espectacular y mata bien: oreja. En el último, de Cortés, muy noble, se desencadena la apoteosis: lo lleva prendido a la cola, a dos pistas; el quiebro, aguantando hacia atrás, es un «Sueño»; pone al público en pie al clavar a dos manos, sin bridas: dos merecidas orejas y vuelta al gran toro.

Han acudido esta tarde a Las Ventas muchos niños; para algunos habrá sido su primera corrida: no la olvidarán. El gran pintor Eduardo Arroyo, aficionado cabal, pintó el cartel de este festejo: es aficionado cabal. He recordado su frase: «Es responsabilidad nuestra, de los aficionados, sacar a los toros del hoyo en que han caído». Cuando la escuchó Ventura, hace cinco días, en Sevilla, se apresuró a decir: «Yo quiero sacar al rejoneo del hoyo en que ha caído, engrandecerlo». Busca recuperar la emoción, lidiando toros de otros encastes. En el toreo, las apuestas se mantienen en el ruedo: esta tarde, Diego Ventura lo ha hecho, engrandeciendo el rejoneo.

Postdata. En el fallecimiento de Montserrat Caballé, cito literalmente su rotunda opinión: «A mí me gustan los toros. Mi padre me llevaba a verlos desde pequeña. No me gusta que se prohíban, porque en Cataluña hay mucha gente a la que le gustaría ir a ver una corrida y ahora se sienten frustrados.

Creo en la libertad de poder ir a ver una corrida de toros. El toreo es un arte maravilloso. Estoy en contra de su prohibición». Va unida a su patriotismo: «Soy española de pura cepa, pese a quien pese.

 La lengua de España es la española. Siempre incluyo música española porque me entusiasma y porque el publico se vuelve loco, sea del continente que sea». La recordaré siempre, cantando uno de sus grandes éxitos: «De España vengo, soy española…»

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