Sin lugar a dudas, la temporada que acaba se recordará por el fuerte resurgimiento del afeitado. Otro dato relevante del curso taurino es el poco tirón de las figuras. El único diestro taquillero es, de momento, Roca Rey. No obstante, si el peruano no se abre a torear otro tipo de encastes, ¿mantendrá su gran magnetismo o pasará a ser uno más?
(Foto: Las-Ventas.com) |
Joan Colomer
Con los últimos escarceos de la temporada taurina se imponen dos grandes conclusiones. La primera referente a la figura del toro, y la segunda, relativa a los toreros. Sin lugar a dudas, la temporada que acaba pasará a la historia por el resurgimiento del afeitado en los toros. A lo largo del ciclo taurino hemos podido presenciar corridas escandalosamente afeitadas y podridas, siendo los pupilos de un conocido hierro salmantino quien ostentan el indigno honor de encabezar el listado de ganaderías que han afeitado o consentido que se manipularan las astas de sus toros. El afeitado se ha generalizado en muchas plazas y a veces, incluso, en carteles modestos. Al margen de las reiteradas denuncias en las redes sociales, especialmente en Twitter, pocos medios de comunicación han denunciado abiertamente el fraude. Exceptuando Antonio Lorca y Vicente Zabala, en un sorprendente giro, los demás portales taurinos han tapado vergonzosamente estas acciones fraudulentas en un claro ejemplo de manipulación informativa y nula defensa de los intereses del aficionado.
En el capítulo referente a los toreros, la temporada ha dejado una cosa muy clara: los toreros que no son considerados figuras y, además, mayormente denostados por el sistema, se han convertido en las auténticas figuras del toreo. Diego Urdiales, Octavio Chacón, Emilio de Justo, Pepe Moral o Paco Ureña han dejado en evidencia a los que el sistema ha entronizado como figuras. El aldabonazo de estos toreros modestos ha supuesto un auténtico mazazo para los taurinos y sus repetitivos cromos.
Los “Julis”, “Morantes”, “Manzanares”... han hecho, un año más, una temporada lamentable con toda su farsa de destoreo, orejas e indultos. Nada queda de todo este cuento de las figuras cuando un torero, Diego Urdiales, resucita el auténtico toreo en Las Ventas, y la farsa de la tauromafia se cae a trozos.
Otro dato relevante del curso taurino es el poco tirón de las figuras. En la mayoría de carteles con figuras las plazas no se llenan. El único diestro taquillero es, de momento, Roca Rey y, quizás, por lo novedoso. Roca es un torero con un gran magnetismo y valor que ha espoleado a las acomodadas figuras y les ha ganado la pelea. No obstante, si Roca Rey no se abre a torear otro tipo de encastes, su carrera se amortizará muy pronto y no dejará se ser uno más.
La Fiesta necesita ídolos. Si Roca Rey se apunta al carro de Urdiales, Chacón, Moral… quizás se vuelvan a llenar las plazas. Las figuras del toreo actuales ya no sirven, aburren y además se mofan del que paga.
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