Con la flecha de Cupido
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| José Velasquez y Gilian Rojas en las corridas de la Feria de Tovar en torerismo puro. | 
Jesús Ramírez "El Tato"
El
 mundo taurino es mágico y envolvente, y atrae a personas que se 
adentran con pasión convirtiendose en paladines de la fiesta brava y 
además, dignos representantes que enarbolan banderas por su defensa y 
proyección.
Por nuestros predios venezolanos en aguda 
crisis, se encuentra un gran taurino nacido en el DF mexicano, José 
Velásquez es su nombre, buen conversador y conocedor del ambiente 
taurino, con varios años residenciado en Chicago, donde preside el Club 
Taurino de Chicago que esta afiliado a la National Asociation of Taurine
 Club of the United States of América.
Alli mantiene viva la 
llama taurina con aficionados de Chicago, Los Angeles y Nueva York con 
el propósito de promover y exhaltar los valores de la tauromaquia, para 
lo cual realizan una convención anual que ya ha tenido sedes importantes
 en Nueva York, México y España.
Nos dice José Velásquez que 
cada miembro de las entidades taurinas, es considerado un embajador que 
como tal se obliga a representar a los aficionados de Estados Unidos en 
el mundo y ofrecer hospitalidad y proyeccion de la fiesta brava. Añade 
que hacia el norte de California, cerca de Sacramento, se realizan con 
gran apoyo popular de aficionados, cerca de 30 corridas de toros.
José
 Velásquez, -con nombre y apellido de toreros famosos y artistas- no 
vino a nuestro país por mera casualidad, vino con la flecha de Cupido 
clavada en su corazón, para contraer nupcias con una maracayera de 
solera como Gilian Rojas, la hija del recordado matador de toros Adolfo 
Rojas, de inolvidables triunfos en cosos de primera en España y América.
Muy
 unidos los vimos en barrera en la reciente feria de Tovar, presenciando
 con entusiasmo las corridas de Virgen de Regla y además disfrutando del
 hermoso paisaje andino, sus bebidas y comidas, envueltos en el mejor 
halo de vida y disfrute.  La feria de la Sultana del Mocotíes, -nos 
decía Velásquez- constituyó una encrucijada de emociones  en un coso 
unico por su preciosa arquitectura y comportamiento de los aficionados.
No
 solo quedo flechado por Cupido su corazón enamorado, sino su pasión 
taurina que en Tovar se fortaleció con la promesa de volver el año 
próximo con representantes del Club Taurino de Chicago

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