Precisamente, ha sido su
criador, Enrique Fraga, y su esposa, Claudia Flores Cano, quienes han
acompañado a Ventura en esta visita tan especial y han compartido la
felicidad por lo vivido. "Es el summum de una carrera entera. No hay
palabras para expresar tanta felicidad como siento. Es la culminación
de veinte años de mucha lucha. Nunca pude imaginar una tarde así. Ver a
la gente saltar en el tendido, cómo lanzaban los sombreros y la ropa...
Fue inolvidable", reconoce el jinete.
Un testimonio que subrayan Enrique Fraga y Claudia Flores Cano, para quienes "todo
empezó con Sueño y soñando seguimos. Fue la conjunción que es tan
difícil en cualquier manifestación artística y que la hace sublime. Ese
cúmulo de sensaciones que hace llorar al público y al torero. Nunca lo
olvidaremos", afirman ambos.
Y al torero le han quedado ganas de más y
ya abre la puerta a una segunda comparecencia en Insurgentes en la
segunda parte de la Temporada Grande. "Yo estaría encantado de
volver. Y estoy convencido que también el público. Yo creo que es bueno
para todo el mundo, también para la empresa y, desde luego, para la
Fiesta. Ojalá que se den las circunstancias y un cartel tan rematado
para volver a esta plaza", indica el rejoneador de La Puebla del Río. Luego, hubo un tiempo para que Diego y Fantasma
se quedaran solos, frente a frente. Mirándose, hablándose sin palabras,
dándose gracias el uno al otro. Incluso Ventura le dio de comer de su
propia mano y el toro la tomó. Fue la mejor manera de continuar una
experiencia única que forma parte ya de los anales de la Monumental
Plaza México y de sus protagonistas.
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