Páginas
▼
martes, 4 de diciembre de 2018
Los toreros de Vox
ULISES CULEBRO
Cuando se le pregunta a Alfredo Pérez Rubalcaba, que madruga para enseñar Química, si no es difícil explicar esa asignatura, con bancales de fórmulas y la críptica jerga de ecuaciones, moléculas y ácidos, él contesta: "La Química está tirada. Lo que es difícil de explicar y entender es la asignatura de la política".
Claro que es difícil entender que una coalición de abstencionistas, arrepentidos, jornaleros de invernadero y toreros cabreados hayan tirado un régimen. Ahora nadie sabe cómo salir del laberinto, que pocos habían imaginado. Maroto, sin embargo, clavó el resultado de los 12 escaños el pasado sábado, entre la incredulidad de los asistentes a un almuerzo.
Pero en este momento no hay nadie que aventure una alternativa de gobierno. Los de izquierda ven muy difícil que la derecha no se una para echar al PSOE, y los de derecha ven casi imposible que Ciudadanos se arriesgue a perder la virginidad entrando en un Gobierno apoyado por Vox.
Vox, con la bandera de España, "contra la derecha cobarde", "contra la traición de la izquierda en Cataluña", ha reclutado a sus votantes no sólo entre la burguesía, sino también en las colas del paro, en las labores o en los tajos, donde unos esclavos temen a los otros parias y siervos que llegan en patera: han arrasado en El Ejido y otras poblaciones de Almería obsesionadas con la inmigración.
La estampa de las figuras de la tauromaquia apoyando a Vox nos actualiza, a la contra, la corrida de agosto de 1936 del Niño de la Palma, Cagancho, El Estudiante, con el puño en alto, una foto tan épica como Muerte de un miliciano, de Robert Capa. Después, los matadores se pasaron a los nacionales. La mayoría de los toreros, convertidos en terratenientes desclasados, apoyaron a Queipo o a Franco, mientras los banderilleros formaron brigadas para ir a pegar tiros al frente al lado de los republicanos.
Contaba Pepe Dominguín como tres grandes coches llegaron a Quismondo para dar matarile al padre de Luis Miguel, Pepe y Domingo; y es ya un tópico la escena en la que, años después, Franco le preguntaba a Luis Miguel cuál de los tres hermanos era el comunista, y el número uno respondía: "Los tres, excelencia".
Manolete fue el torero del régimen en los años 40; El Cordobés, en los 60. Casi todos brindaron después toros a Juan Carlos, Rey constitucional. Hoy, los diestros van con furgonetas -como Morante de la Puebla- tuneadas con propaganda de Vox, partido difícilmente clasificable como constitucional, y con el lema "Andalucía por España". Los toreros suelen ver, con la montera hasta las cejas, por dónde se cuela la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario