El lorquino dibuja una faena salpicada de inspiración que le vale una oreja del lote más destacable de Alcurrucén
Extraordinario natural de Paco Ureña al quinto toro de Alcurrucén.
Manchego colgó a David Mora del pitón como un fardo del revés. Le había tapado la salida cuando atacaba con rectitud espada en ristre. Sin humillar, con la guardia montada y el ojo avizor, el toro de Alcurrucén lo atrapó por las temidas ingles de Scarpa. No caló las carnes milagrosamente: puntazos delante y detrás encontraron en la enfermería como esquirlas de metralla. Quiso vengarse Manchego del milagro y repitió la emboscada en el siguiente volapié de Mora. Que atacó con la misma fe. Y sintió de nuevo el fuego de las puntas. La trayectoria tendida del acero demoró la muerte.
Atrás quedó la deriva del núñez: de la fijeza inicial y la obediencia a perder la vista desde banderillas. Ángel Otero cuajó un gran tercio. Y, por eso y por todo, DM le brindó. Lo único que mantuvo la embestida desde el principio fue su escasa humillación. Un chispeante prólogo por bajo a golpe de muñeca y una serie diestra sin vaciar fue lo más redondo. O lo que se pudo redondear.
Protesta siempre José Ignacio de la Serna Ernst porque la prensa explicamos demasiado el toreo, y dice que el toreo no hay que explicarlo tanto. Un ofrecimiento a mi amado tío: el segundo toro de los Lozano se antojó un buen toro sin excelencias y Paco Ureña no terminó de interpretarlo. Luego, que si a veces el toro perdía el celo y matices finos, pero ese ritmo lo halló cuando Ureña fue Ureña en una tanda por la mano izquierda. Tan enfrontilado, desencuadernado y ligado. Ahí puesta la muleta. Como lo mató mal no hubo causa ni caso.
Otro tío pero mucho más ofensivo de cara era el hondo berrendo tercero. Tan desafiante cabeza viajaba por las nubes. No hubo ganas de quite -ya llevábamos tres con el capote a la espalda, uno por matador- y la expresión de Álvaro Lorenzo reflejaba un poema. Anduvo correcto, porque la corrección en Lorenzo es norma, y lo asaetó allá por donde el número, cuarteando la imponente arboladura. Que seguía por el cielo pensando en sus cosas.
No hará más de dos temporadas un Cornetillo de Alcurrucén dejó huella en Bilbao. A este homónimo de Madrid le fallaba el poder, la fuerza y la integridad, que no la buena clase de su estirpe. La bronca en el caballo sonó a condena definitiva. Ni el bálsamo de Iván García con los palos la alivió. El veredicto final lo dictaminó el seco tacto de David Mora: la suavidad de Cornetillo no encontró el temple que pedía y perdía las manos con reiteración. Cada caída resucitó los abucheos y aumentó la decepción.
Paco Ureña volvió a ser Paco Ureña a veces. Y esas veces volvieron a producirse por su izquierda febril. Desde la bellísima obertura de faena, salpicada de espumas y pinceladas. Por aquella mano de ley, el quinto, un torazo grande de espléndido cuello y recogida cara, se daba con categoría y hondo planeo. Ureña hilvanó los versos sueltos de su zurda sentimental. Explosiones que prendían fuegos de oles en los tendidos. Como fogatas de ilusión. El toro por el derecho parecía otro, y se desentendía o amagaba con pirarse. Pero el sitio que le ganó el lorquino por naturales hundidos zarandeó el árbol de los frutos. Un pinchazo al encuentro no se interpuso en el camino de la oreja: la estocada fue empujada con el corazón.
La fortuna jugó otra vez a la contra de Álvaro Lorenzo con un armadísimo y bajo sexto que causó estragos con sus cruces en los capotes; luego, brincó y embistió con las manos. O sobre ellas. El logro de Lorenzo residió en que nunca le tocara la muleta con sus arrítmicos saltos.
Estará en el campo la buena, buena, por hechuras y notas, de Alcurrucén. Que también se sorteó.
ALCURRUCÉN
Monumental de las Ventas.
Viernes, 31 de mayo de 2019. Decimoctava de feria. Lleno. Toros de
Alcurrucén, serios en sus diferentes hechuras; bueno sin excelencias el
2º; sin humillar ni entregarse 1º y 3º; sin poder pero con clase el 4º;
de buen pitón izquierdo el mansito 5º; rebrincado el 6º.
David Mora, de grana y oro. Pinchazo, estocada tendida y tres descabellos. Aviso (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada (silencio).
Paco Ureña, de rosa y oro. Pinchazo, pinchazo hondo bajo y estocada baja. Aviso (silencio). En el quinto, pinchazo al encuentro y estocada (oreja).
Álvaro Lorenzo, de azul turquesa y oro. Media estocada muy trasera y dos descabellos (silencio).
En el sexto, estocada rinconera (silencio).
David Mora, de grana y oro. Pinchazo, estocada tendida y tres descabellos. Aviso (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada (silencio).
Paco Ureña, de rosa y oro. Pinchazo, pinchazo hondo bajo y estocada baja. Aviso (silencio). En el quinto, pinchazo al encuentro y estocada (oreja).
Álvaro Lorenzo, de azul turquesa y oro. Media estocada muy trasera y dos descabellos (silencio).
En el sexto, estocada rinconera (silencio).
PARTE MÉDICO DE DAVID MORA EN EL 1º
Puntazo
corrido en cara posterior cresta iliaca derecha y herida superficial en
escroto derecha, que se satura bajo anestesia local.
Pronóstico: Leve, salvo complicaciones-
Fdo: Máximo García Leirado
Pronóstico: Leve, salvo complicaciones-
Fdo: Máximo García Leirado
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