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martes, 8 de octubre de 2019

Jorge Isiegas: «La alternativa es un regalo, pero lo que viene después no va a ser nada fácil»


El novillero aragonés se doctora el día 11 en la Misericordia de manos El Juli y ante Manzanares




Jorge Isiegas
Jorge Isiegas - Fabián Simón
 
Ángel González Abad
Zaragoza

 El 11 de octubre, los aficionados aragoneses tendrán un nuevo matador de toros en el que volcar sus ilusiones. Jorge Isiegas está anunciado en uno de los carteles más fuertes de la Feria del Pilar. El Juli le dará la alternativa en presencia de Manzanares y con toros de Núñez del Cuvillo. «Un sueño, el capítulo decisivo de algo que comenzó en esta misma plaza cuando tenía tres años y mi padre y mi abuelo me llevaron a un festival. Hubo algo que me impactó y que me empujó desde aquella niñez a querer ser torero».

Su abuelo, Octavio Isiegas, un gran aficionado que vistió de luces, se aventuró en la novillería y hasta consiguió cortar un rabo en la Misericordia, alimentó su incipiente pasión. «Recuerdo que quería ser torero, sí o sí, y me llevaba a ver a los diestros aragoneses».

Su familia se trasladó a Madrid, y Jorge se enteró de que para apuntarse a la Escuela de Tauromaquia había que tener 12 años, y al día siguiente de su cumpleaños ya se inscribió. El equipo de fútbol del colegio pasó al olvido. «El primer día no lo olvidaré, gente de mi edad, solo toreando y hablando de toros, era algo mágico. Llegaron los tentaderos, las primeras novilladas sin picadores. En mi debut de luces en Valdilecha indulté un novillo y gané el premio. Pero te das cuenta de que todo eso era aprender y jugar al toro, porque luego te enfrentas a la dura realidad de este mundo, a la dificultad para conseguir contratos, a la tremenda competencia».

Debutó con picadores en septiembre de 2015, en Becerril de la Sierra, y pese al triunfo, «te encuentras solo, sin apoderado. Te das cuenta de que dejas de tener el apoyo de la Escuela y todo se hace tremendamente duro. Ahí comenzó mi relación con Alberto Aguilar, que empezó a llevarme al campo».

La nueva ilusión de Aragón

Así hasta la Feria del Pilar de 2016, un triunfo que le vale para que Ignacio Zorita lo apodere. «Fue clave, la temporada siguiente llegaron los triunfos de Valencia, la presentación en Madrid en la que corté una oreja y a punto estuve de abrir la puerta grande, Zaragoza de nuevo...» Así hasta 45 novilladas, que es el bagaje con el que llega a la alternativa en una temporada en la que ha toreado poco, pero que ha conseguido importantes resortes en los que mantener la ilusión. «En el certamen de novilladas de Villaseca de la Sagra cuajé una de mis mejores tardes. Entré por la sustitución y triunfé con la de Cebada Gago. En Aragón también considero que he ilusionado a los aficionados, pues no solo han sido las tardes de la Misericordia, en Cella, y en los festivales de Ricla y Cariñena, he podido sentir su apoyo».

Como lo tiene de sus compañeros de colegio, que le siguen a todas partes, que hasta han hecho una colecta para comprarle un toro para lidiarlo a puerta cerrada. También le apoyan en la Universidad, en donde estudia Dirección de Empresas.

Ante la alternativa, es «importante la ilusión, pero hay que ser realista y llegar muy preparado y consciente de todo lo que significa, incluido lo que viene después, que no va a ser nada fácil». El 11 de octubre, junto a El Juli y Manzanares, con los toros más anhelados por las figuras, «es un regalo de la profesión, pero lo que más importa es que ese día me vean como soy, como he evolucionado en la búsqueda de una mejor estética y una mayor profundidad en mi toreo. Eso es lo que debe de quedar esa tarde, en demostrar que no solo hay actitud por triunfar, sino aprovechar la oportunidad para plasmar el toreo, mi toreo, mi personalidad».

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