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domingo, 10 de noviembre de 2019

La sastrería de toreros que viste a José Tomás, Morante y Roca Rey



La sastrería Fermín celebra 66 años de vida entre costuras y con trajes de luces a medida que son verdaderas joyas de arte

Un terno de luces, con capotes al fondo
Un terno de luces, con capotes al fondo - Jaime García


Madrid 

Han pasado 66 años de su fundación y la sastrería Fermín continúa confeccionando artesanalmente trajes de luces a medida, un negocio que sobrevive al paso del tiempo gracias a la labor de 11 trabajadores y la confianza depositada de diestros de la talla de Roca Rey, El Juli, Morante o José Tomás.

Ubicada en el número 27 de la céntrica calle de la Aduana, la sastrería nació como un negocio familiar y se fue asentando en el mundo del toro, un terreno del que el dueño del negocio, el «Sastre de Luz» Antonio López Fuentes, dice que «no se conoce porque no entra en los libros de texto».

La consejera de Presidencia de la Comunidad de Madrid, Eugenia Carballedo, ha visitado el veterano establecimiento para conocer «una de las últimas sastrerías taurinas del mundo» y ha sido obsequiada con un alamar, un broche equivalente a las «medallas» de honor que reciben los militares, según Antonio López.

López explica que el origen del color amarillo en los trajes y el capote surgió por la escasez de algodón tras la Guerra Civil. «Al haber poco algodón, el que había lo traían de fuera, y se optó por el amarillo porque es una parte de la bandera española», cuenta el sastre taurino más reconocido de España.

La pasión se palpa incluso en los empleados, como Cristian, un joven mexicano que, tras lesionarse toreando en su país, decidió reinventarse como sastre taurino y acudir a Fermín para formarse y abrirse camino en el oficio.

La vida de un traje

Otra empleada asegura que fue ella misma la que pidió al Sastre de Luz una oportunidad para trabajar en la sastrería, puesto que se consideraba «taurina» y quería conocer el trabajo con las costuras.

Cristian dice que los toreros que acuden a Fermín siempre tienen en cuenta la opinión de «don Antonio», quien explica que la vida útil de un traje no suele superar, de media, las diez corridas, aunque todo «depende del nivel del torero», apostilla.

Para Antonio, no existen «modas» en los trajes de luces per se, sino que éstas van en función del «triunfo» del torero, y reniega de supersticiones al afirmar que, pese a que no constituye una práctica habitual, un mismo traje que haya llevado un torero al que «le ha ido mal« se puede reutilizar «para quitar el mal fario».

La confección de los trajes es completamente artesanal salvo pequeños detalles como las jaretas y tiene una duración estimada de unas 150 horas, pesan 5 kilogramos y son producidos por piezas.

Además, cuenta el empleado mexicano, «a los grandes se les exige más para que den más utilidad a los trajes».

Para su composición se utilizan elementos de «distintas culturas» como la árabe, la judía o la cristiana. También es muy importante el material, que ha de ser recio y elástico.

Sastrería Fermín es un negocio de colaboración «donde lo que importa es el equipo», subraya el dueño.

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