La vuelta de Talavante se retrasaba en exceso, qué hace un torero como ese en el rincón de pensar, te preguntabas, pues ya está aquí, un alivio y un alegría grande
(Foto: Arjona)
José Luis Benlloch
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;por una Moncloa… ¡Yo no séqué te diera por una Moncloa!
por una sonrisa, un cielo;por una Moncloa… ¡Yo no séqué te diera por una Moncloa!
Un Talavante más un Joselito es como sumar misterio con más misterio, un torero sobre otro torero y con esos elementos, aunque el toreo no es ciencia exacta, ya se puede esperar lo mejor
Pues esperemos que lo próximo que dé no sea el futuro de
la tauromaquia que, respiremos, por ahora sigue dependiendo del
Ministerio de Cultura y Deporte según informó el periódico Público
citando fuentes de la vicepresidencia segunda del Gobierno, es decir de Pablo Iglesias, quien ahora, suponemos, aparcará su ilusión de seguir la ruta del populismo, Ecuador
es el antecedente inmediato, de someter los toros a consulta. Allí ni
fue justa ni clara ni tuvo participación suficiente como para ser tenida
en cuenta, ni resolvió nada, más bien al contrario, lo enmarañó todo,
pero la aplicaron. Ahora ha trascendido un movimiento larvado los
últimos años para que la gran Iñaquito vuelva a
celebrar toros al estilo tradicional. Solo el intento es un alegrón y
aún lo sería más que lo lograsen. La demostración del arraigo de la
corrida en la capital ecuatoriana es que prácticamente una década
después todavía se sigue debatiendo la cacicada y echando de menos
aquella feria que, llegado diciembre, todos los mediodías durante una
semana se olvidaba de la tradición lorquiana de las cinco en punto de la
tarde y le daba un quiebro milimétrico a la climatología para vivir
apasionadamente la corrida. Sonaba el himno, mejor los himnos, te
destocabas del obligado sobrero de jipijapa como muestra de respeto… el
estruendo de los aviones que pasaban rozando las localidades altas
rompía la melodía y generaban la inevitable foto de cada día que
ilustraba todas sus ferias; los toros de Huagrahuasi y los de Triana, que eran del mismo amo, José Luis Cobo, embestían; el recuerdo de Luis Miguel y naturalmente el del gran Domingo lo llenaban todo; había llenos diarios en la plaza y en el hotel Quito;
había toreo de nivel, había españolidad… Así fue hasta que un
referéndum tan innecesario como capcioso lo echó todo por la borda para
nada, si acaso para menguar la vida económica y social de la capital y
para encabronar a sus gentes con una apuesta por la hipocresía que sí
permitía que los toros fuesen apuntillados en los chiqueros en nombre de
una intencionada y equivocada modernidad. Se le echa de menos, ya digo.
Todo ello debería tomarse como antídoto contra las tentaciones
animalistas y aviso a los navegantes. Aquí, de momento, los toros quedan
al margen de las fauces más populistas. De momento.
La otra buena noticia es la permanencia de los toros en el ministerio de Cultura al margen, de momento, de las fauces de la amenazante Dirección General de Bienestar Animal. Hay que ver lo regular, en realidad fatal, que suena eso de la Dirección General y no digamos ya el eufemismo del manoseado bienestar animal
La otra buena noticia ha sido Talavante. Habló, al fin
habló. En realidad emitió un escuetísimo comunicado. Me vale. La
cuestión es que vuelve. Prolongar su absentismo artístico era un lujo
que no se podía permitir el toreo ni creo que conviniese a su
trayectoria profesional. Tanto talento sometido a la clandestinidad no
podía ser bueno para nadie. Alejandro lo tiene todo o si lo prefieren
quédense con un prudente casi todo: personalidad, divino tesoro; algunos
dirán que es un tipo raro, pues también me vale, es un tipo raro,
detalle que le confiere el imprescindible misterio frente a la aburrida
uniformidad que nos invade, en ese sentido su postura en la vida y en la
plaza es como gritar un ¡abajo lo corriente!; tiene una facilidad
impensable ante el toro, seguramente fruto de sumar técnica y valor; en
realidad tiene todo, a tomar viento las prudencias, tiene todo para ser
un torero de los que marcan su tiempo incluso más allá y para eso no sé
si esos paréntesis tan extraños le ayudan a consolidarse, a mí cuanto
menos me impacientan mucho… De momento lo importante es que vuelve y lo
hace acompañado de otro personaje de los que sumaron personalidad,
carácter, valor, técnica y un concepto muy académico del toreo que le
valió alta jerarquía. Bien sabido es que el toreo no es matemáticas,
pero un Talavante más un Joselito es como sumar
misterio con más misterio, un torero sobre otro torero y con esos
elementos ya se puede esperar lo mejor. Falta hace. A mí, como a Paco Mora, otro personaje con personalidad y carácter, me ilusiona mucho.
POSDATA.- Llega un torero puntero, en este caso Castella, anuncia que va a matar varias corridas como único espada, que incluso se anunciará con la de Miura,
y en lugar de levantarse un clamor de reconocimiento se arma un pollo
de discrepancias en las redes. Se anuncian las figuras cuatro tardes en
Sevilla, plaza que históricamente ha anunciado a los primeros espadas
repetidamente, ese ha sido su ADN en todas las épocas al punto que
cuando no ha sido así el público ha hecho huelga de asientos vacíos, y
se arma otro pollo en las mismas redes. ¿Qué pasa?... ¿Cuál es el juego
de la exigencia en el toreo?... Es como si los aficionados al fútbol se
quejasen de que alineasen todos los domingos a Messi o a Benzema… ¿Cómo explicamos el fenómeno?...
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