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domingo, 9 de febrero de 2020

Colombo alza la voz en Bogotá

El presidente le niega la oreja tras una faena de gran verdad y disposición


Paulo Andrés Sánchez Gil
 Buen tercio de capa de Jesús Enrique Colombo ante el que abrió plaza, un toro con trapío y seriedad que descabalgó a Cayetano Romero, que apenas señaló el puyazo. El tercio de banderillas, con la gentileza de Colombo, dejó ver a los tres rehileteros que esta tarde conformaban el cartel; así lo vendieron. Tres pares desiguales, sin mucho de lo que parecía precedido. El toro no fue con franqueza a la muleta de Colombo, que rápidamente se desentendió de la faena y buscó la espada ante la protesta del público que le exigió torear. Apurado, más no apenado porque el toro acusaba peligro, dejó un pinchazo hondo antes de la estocada mortal.

Salió a por todas Colombo en el sexto y en el tercio de capa empezó a equilibrar la balanza con temple y variedad. En el de banderillas continuó la tarea de enaltecer su nombre en el cartel y estuvo portentoso. Y la faena, que fue toda entrega del torero, casi le alcanza para poner el fiel de la balanza en equilibrio. El toro fue justo de raza, peso y trapío, pero Colombo tuvo otra disposición. Con el reposo parecía llegar la gracia, pero el toro se vino a menos y lo único que pudo poner el torero fue los muslos en terrenos de compromiso. No fue la confirmación anhelada, y consciente de ello se tiró a matar abandonando la muleta, a cuerpo limpio. Ignoró el presidente la unánime petición, y también el confirmante se fue de vacío. Dio una vuelta al ruedo.

Sebastián Vargas toreó con el capote al segundo con la seriedad que el compromiso exigía. Dos veces fue al caballo de Clovis Velásquez, y las dos fue el picador a tierra. Se imponía el toro en ese terreno, y pitado salió Clovis de regreso al patio de caballos. Devolución de gentilezas en el tercio de banderillas, el mejor par: el de Colombo, pero más jaleado el de Vargas, porque venía Colombo de su primer desencuentro con La Santamaría. Vargas entendió que al toro había que poderle y someterlo con una lidia a favor del animal y fue el libreto de las primeras de cambio. Sin fidelidad al libreto inicial, de uno en uno, fue poniendo de acuerdo al público, y metiéndolo en la faena; y aunque faltó ligazón, temple y reposo, hubo emoción y oficio. Un sector del público le reclamó falta de sitio. El toro no fue picado y eso no hay que perderlo de vista. Toro, sí, pero había máximo grado de dificultad. Con el toro en plenitud de condiciones, la estocada tendida fue meritoria. El toro fue aplaudido en el arrastre.

El cuarto toro, que recargó en el caballo de Efraín Ospina, llegó con poca fuerza a la muleta. En los medios intentó Sebastián Vargas ligar los muletazos, y una serie al natural descubrió virtudes en el Discípulo de El Manzanal, que fue de menos a más, como la faena y el aguacero. La estocada contraria obligó al uso del descabello.

Manuel Escribano recibió al tercero con dos largas cambiadas en el tercio. De nuevo los tres participaron en el tercio de banderillas, y de nuevo Colombo anduvo fino con los palos. Renuente el toro a ser lidiado en los medios y refugiado en tablas, no brillaron ni el propio astado ni el torero, aunque se reconozca la brega del diestro sevillano. De un bajonazo fulminó al toro.

Temple a la verónica, lucimiento en banderillas e intermitencia con la muleta. Así estuvo Escribano en su segundo turno ante un buen toro, que tuvo tranco, iba de largo y al comienzo de la faena embistió con calidad. Duró poco pero tuvo valor. Se recreó el torero en buenas series a dos manos, pero cerró sin apretar al toro, que terminó rajado. De nuevo estuvo errático con la espada, y esta vez dos bajonazos no surtieron efecto y escuchó un aviso antes de que doblara el toro. Palmas en el arrastre.

Bogotá (Colombia), domingo 9 de febrero de 2020. Segunda de la temporada. Toros de El Manzanal, bien presentados, salvo el 6º. De juego dispar, pero interesante. Destacaron segundo, cuarto y quinto. Colombo confirmó con Despreciado, nº15, de 570 kg. Sebastián Vargas, silencio tras petición y silencio; Manuel Escribano, silencio y vuelta al ruedo tras aviso; y Jesús Enrique Colombo, que confirma alternativa, silencio y vuelta al ruedo tras fuerte petición. Entrada: Menos de media plaza. Los controles policiales continuaron, pero ahora los grupos antitaurinos se ubicaron frente a los filtros de acceso a los aficionados, aunque no hubo ningún brote de violencia. La lluvia estuvo presente durante todo el festejo, arreciando con fuerza a partir del cuarto toro.

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