Colas para entrar a un supermercado en Santiago de Chile, el 26 de marzo de 2020. AFP / Martin BERNETTI
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Más de 1,3 millones de personas en siete comunas de Santiago están bajo cuarentena total desde la noche del jueves bajo un estricto operativo de control policial y militar, para frenar la expansión del coronavirus que ya causó 1.306 infectados y cuatro muertos en Chile.
Las calles de las comunas de Santiago Centro, Lo Barnechea, Las Condes, Vitacura, Providencia, Ñuñoa e Independencia poco a poco se fueron quedando en silencio desde las 22H00 hora local (01H00 GMT) cuando comenzó la cuarentena que durará siete días bajo un estricto control policial y militar en 18 puntos de estas zonas con el fin de evitar la propagación del virus y la circulación de contagiados.
"Adoptamos procedimientos con mascarillas, guantes y tratando de no tener tanto contacto con las personas. Son controladas a través de una base de datos de los contagiados con coronavirus que nos entregó el Ministerio de Salud y que nos entrega una alarma", dijo Enrique Monrás, general de Carabineros (Policía Uniformada) a medios locales.
Las siete comunas quedaron desiertas en contraste a la aglomeración de personas –en su mayoría con mascarillas- que se registraron horas antes del inicio del confinamiento en supermercados, farmacias y locales de servicios públicos, apuradas por hacer compras o trámites.
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Colas para entrar a un supermercado en Santiago de Chile, el 26 de marzo de 2020
"La fila es enorme, es para horas y horas", dijo a la AFP María, una mujer de 65 años, quien llegó al supermercado para abastecerse, preocupada, como otros a su alrededor, por quedarse sin alimentos.
Las filas se repetían en verdulerías y pequeñas tiendas de los barrios, pero también en oficinas públicas.
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Soldados vigilan la entrada de un supermercado en Santiago de Chile, el 26 de marzo de 2020
"Estoy sacando este permiso, la organización me parece un caos, pero no hay otra forma. Pareciera que a la gente le tienen que dar órdenes y con medidas drásticas es la única forma de que obedezcan", se quejó Clara, una abogada de 42 años, que hacía una fila larga y ordenada para obtener el permiso de forma presencial en la municipalidad de Vitacura.
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