La gestión de la pandemia es la clave. El presidente contraataca
Barack Obama contra Donald Trump, aunque sin nombrarlo (foto: ANSA)
Por Ugo Caltagirone
(ANSA) - WASHINGTON, 17 MAY -
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Choque sin precedentes y, sobre todo, sin
límites, entre Barack Obama y Donald Trump, con el ex presidente que por
primera vez acusa públicamente al magnate de ser incompetente y el
magnate que insinúa la prisión para su predecesor y para quien desafía
su posibilidad de reelección, Joe Biden.Trump "no sabe lo que está haciendo", atacó Obama por primera vez, abofeteando a su sucesor y truncando así la tradición de que un presidente en ejercicio nunca es criticado por aquellos que lo precedieron en la Casa Blanca. Una regla de oro de la política estadounidense que Obama había seguido escrupulosamente hasta ahora, eludiendo durante tres años a la luz de los focos y provocando algunas críticas incluso de aquellos que, sobre la base democrática, hubieran deseado un papel más activo del ex presidente demócrata en vista de las elecciones del 3 de noviembre. Pero ahora, a menos de seis meses de la votación y en medio de una crisis económica y de salud sin precedentes, obviamente ya pasó la hora de permanecer detrás de escena. Frente a 1,4 millones de personas infectadas en todo Estados Unidos y casi 90 mil muertes, ya no hay espacio para el juego limpio.
También porque una gran parte de esas víctimas, más de 1.200 en las últimas 24 horas, pertenecen a las comunidades más pobres y desfavorecidas, como los afro-descendiente.
Es por eso que Obama eligió no guardar más silencio y, por primera vez, planteó públicamente sus críticas al hablar en un par de eventos en online para celebrar a los graduados de 2020.
Esta pandemia finalmente ha levantado el velo de la idea de que quienes están al mando saben lo que hacen. Muchos de ellos ni si quiera están haciendo como que estan al mando", disparó Obama durante un discurso por tele-conferencia con motivo de los avances educativos de la comunidad negra.
La única objeción política a Obama fue nunca citar al presidente directamente por su nombre. Pero sigue siendo una acusación muy fuerte, después de las palabras robadas hace unos días durante una conversación privada, cuando calificó la gestión de Trump de la crisis como "desastrosa".
La contraofensiva de Trump no se hizo esperar y llegó en Twitter con un mensaje en el que escribió "OBAMAGAR!", relanzando las denuncias de corrupción a su predecesor.
Pero, luego contraatacó también en una explosiva entrevista en Fox News, en la que Obama y Biden fueron incluidos en el como responsables del "mayor escándalo en la historia de Estados Unidos", Russiagate. "Hay personas que deberían ir a la cárcel por esto y si todo va en la dirección correcta, muchas personas pagarán", gruñó Trump, y agregó: "Si yo fuera demócrata, muchos habrían estado en prisión por algún tiempo".
La historia apunta al supuesto intento de sacarlo inmediatamente después de la victoria electoral de 2016, con la acusación de que Obama ha creado ingeniosamente un plan contra el futuro ex asesor de seguridad nacional Michael Flynn para alimentar el Rusiagate. El ex presidente está específicamente acusado de manipular las escuchas telefónicas de las llamadas telefónicas entre Flynn y el ex embajador ruso en Washington: "Peor que Watergate", había escrito Trump recientemente en las redes sociales, e intensificó su campaña contra Obama, visto como el que puede darle al candidato presidencial demócrata el impulso decisivo.
Pero las chispas entre Trump y Obama se remontan a lo largo de los años, especialmente en el período en que el magnate se convirtió en el portavoz de la llamada teoría del "nacimiento", que señala que Obama (cuyo padre era keniata) no nació en Estados Unidos sino en Africa. Varias veces Trump pidió ver el certificado de nacimiento del primer presidente negro en la historia de Estados Unido. Una insinuación a la que el entonces presidente Obama respondió burlándose del magnate, muy avergonzado durante la cena de los corresponsales de la Casa Blanca en 2011, cuando ante la carcajada de los presente pasó un tramo de la película "El Rey León". Una humillación que Trump, siempre celoso de los niveles de popularidad que aún tiene su predecesor, nunca ha olvidado.
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