Notas Taurinas
Por: Álvaro Sandia Briceño
Tenemos cincuenta años de historia al abrigo de ese coloso como lo es nuestra Plaza Monumental de Toros Román Eduardo Sandia.
Son un poco más de cinco décadas que se dicen pronto cuando recordamos aquella primera corrida del 10 de diciembre de 1967, en horas de la mañana, porque un torrencial aguacero de la tarde del día anterior, andanada de lluvia muy merideña, como "Merideño" fue el primer toro que salió en nuestro albero, para ser recibido por los suaves lances del capote del paisano César Faraco, hemos visto desfilar por nuestra plaza de toros a los más destacados toreros del escalafón español y americano, y salir al ruedo bureles de las divisas más importantes de las dehesas colombiana, mexicanas, españolas y venezolanas. La construcción de nuestra Plaza Monumental de Toros fue la unión de voluntades más importante de los últimos cien años de Mérida porque sin banderías políticas, sin distinciones sociales o económicas, los sectores públicos y privados de la ciudad y el estado, hicieron que una idea, nacida al calor de las Ferias de San Sebastián en San Cristóbal, se hiciera realidad. Las autoridades gubernamentales, legislativas, municipales y universitarias, la Industria y el comercio, periodistas, hoteleros, factores del turismo, entes descentralizado, profesores y estudiantes y la ciudadanía en general, se unieron como si fuera un solo corazón para que la obra pudiera ser finalizada en una carrera contra el tiempo.
Recordamos estos tiempos de unión de voluntades cuando con gran tristeza vemos la actualidad nacional y también regional.
Los dirigentes debieran verse en el espejo de la historia de la ciudad de Mérida de hace cinco décadas. Esa unión hizo la fuerza que llevó a cabo el proyecto de la Plaza Monumental de Toros. Si nos unimos ahora y dejamos a un lado egoísmos y complejos de liderazgos fallidos, haremos una nueva Mérida y una mejor Venezuela.
Nuestra Plaza Monumental de Toros debiera servir de ejemplo ojalá y ese ejemplo fuera seguido por taurinos y no taurinos y por los merideños en general.
Son un poco más de cinco décadas que se dicen pronto cuando recordamos aquella primera corrida del 10 de diciembre de 1967, en horas de la mañana, porque un torrencial aguacero de la tarde del día anterior, andanada de lluvia muy merideña, como "Merideño" fue el primer toro que salió en nuestro albero, para ser recibido por los suaves lances del capote del paisano César Faraco, hemos visto desfilar por nuestra plaza de toros a los más destacados toreros del escalafón español y americano, y salir al ruedo bureles de las divisas más importantes de las dehesas colombiana, mexicanas, españolas y venezolanas. La construcción de nuestra Plaza Monumental de Toros fue la unión de voluntades más importante de los últimos cien años de Mérida porque sin banderías políticas, sin distinciones sociales o económicas, los sectores públicos y privados de la ciudad y el estado, hicieron que una idea, nacida al calor de las Ferias de San Sebastián en San Cristóbal, se hiciera realidad. Las autoridades gubernamentales, legislativas, municipales y universitarias, la Industria y el comercio, periodistas, hoteleros, factores del turismo, entes descentralizado, profesores y estudiantes y la ciudadanía en general, se unieron como si fuera un solo corazón para que la obra pudiera ser finalizada en una carrera contra el tiempo.
Recordamos estos tiempos de unión de voluntades cuando con gran tristeza vemos la actualidad nacional y también regional.
Los dirigentes debieran verse en el espejo de la historia de la ciudad de Mérida de hace cinco décadas. Esa unión hizo la fuerza que llevó a cabo el proyecto de la Plaza Monumental de Toros. Si nos unimos ahora y dejamos a un lado egoísmos y complejos de liderazgos fallidos, haremos una nueva Mérida y una mejor Venezuela.
Nuestra Plaza Monumental de Toros debiera servir de ejemplo ojalá y ese ejemplo fuera seguido por taurinos y no taurinos y por los merideños en general.
fotos: Archivo fotográfico de Germán D' Jesús Cerrada
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