Fotos y texto de Germán D’ Jesús Cerrada
En estos cincuenta años recordamos tantos momentos de la vida de Estudiantes de Mérida, especialmente en su primera década en el fútbol venezolano. Fueron tantos los sinsabores, cuando no era en la cancha por malos arbitrajes, era en la mesa de la Federación Venezolana de Fútbol o La Liga Mayor; de esa manera se perdían juegos, puntos, suspensiones de jugadores, al equipo le tocó luchar a brazo partido para clasificar por primera vez a la Copa Libertadores.
Eran tiempos de René Hemmer, Carlos Peña, Castro Lozada y Sergio Chechelev, los directivos de esa época, y los aficionados del club estudiantil se cansaron de tanta injusticia.
En el año 1973 Estudiantes ya tenía en el bolsillo la clasificación para Libertadores. A Portuguesa le tocaba jugar con Anzoátegui, ganó el equipo oriental, cuando apareció un informe de Chechelev donde decía que había sido amenazado, quitándole la Liga de un plumazo los puntos a Anzoátegui, y mandando a repetir el juego que los orientales se negaron a jugar. Los puntos se los dieron a Portuguesa, por lo tanto Estudiantes quedó de tercero, no pudo estar en la Libertadores por primera vez.
En protesta contra quienes dirigían la Federación de Fútbol, La Liga Mayor y árbitros, los aficionados y directivos de Estudiantes realizaron en Mérida una manifestación en el año 1973 por las calles de la ciudad, con pancartas alusivas y dos muñecos que representaban a René Hemmer y Castro Lozada, los dos verdugos de Estudiantes. La manifestación concluyó en la Plaza Bolívar donde hablaron dirigentes, aficionados y quemaron los dos muñecos. Esta manifestación deportiva es parte de la historia del equipo, que era apoyado por todos los sectores, tanto públicos como privados. Sin distingos en los graderíos y tribunas, el Soto Rosa se llenaba de verdaderos aficionados que vivían y sentían a Estudiantes el equipo del pueblo merideño.
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