El joven Edmundo Izarrra, de la UNE, en el año 1936 acompaño a Rafael Caldera en su visita a Don Tulio Febres Cordero
El 27 de noviembre de 1936 llegó a Mérida un joven con apenas 20 años, Rafael Caldera, acompañado por Pedro José Lara Peña, Educardo López Ceballos y Carlos Rodríguez. La Comisión de Caracas quería estrechar contactos con los directivos y miembros de UNE en Mérida.
Caldera permaneció varios días en Mérida. Entre sus actividades, aprovechó la ocasión para conocer al viejo patriarca Don Tulio Febres Cordero, junto a sus compañeros Pedro José Lara Peña, Víctor Giménez Landinez y Edmundo Izarra.
El 30 de noviembre se acercó a la vieja casona del patriarca Tulio Febres Cordero, ubicada en la esquina de las Calles Independencia y Cerrada de esta ciudad. Lo acompañaron compañeros de luchas estudiantiles que luego ocuparían posiciones destacadas en la vida nacional, Pedro José Lara Peña, parlamentario y Ministro de Agricultura y Cría en el gobierno del Comandante Delgado Chalbaud, Víctor M. Giménez Landinez, impulsor de la reforma agraria en el gobierno del Presidente Rómulo Betancourt, Ministro de Agricultura y Cría y Edmundo Izarra, trujillano de La Plazuela, quien fue Presidente del Partido Socialcristiano COPEI en el Estado Mérida, diputado a la Asamblea Legislativa y Senador de la República.
Giménez Landinez escribiría, años después, una magnífica biografía de Don Tulio. En ella Caldera describe así la entrevista con Don Tulio: "Lo tengo grabado en mi memoria, en su sillón de suela, sembrado como una semilla de bondad y de ciencia, dentro del almácigo interminable de sus libros. Estaba viejo ya. Había cruzado las bodas de diamante y se preparaba a rendir cuenta serena, nutrida y clara de su vida, a Aquel de quien venimos. Las blancas paredes encaladas y los rojos ladrillos recordaban su Mérida de siempre; su menuda figura, abrigada con espesa bufanda, cubierta con sencilla gorra, los pies menudos ocultos entre las pantuflas caseras, casi no dejaba mostrar como testimonio material ante nosotros otra cosa que sus ojos, pequeños y vivaces, sus manos blancas, finas, pequeñas y expresivas, pero, sobre todo, su voz, su palabra, que era el mensaje paternal y afectuoso de la patria, de la realidad de una patria que nadie como él había penetrado tan hondo y que le daba a la acción de su juventud recientemente incorporada el sentido de un deber histórico".
Caldera tuvo otras actividades, dictó una conferencia en el cine Principal, “El papel del estudiantado en nuestra historia y su responsabilidad en el momento actual”; sostuvo un debate con Alberto Carnevali, el dirigente más importante de la FEV en la ULA.
Fuente: (Rafael Caldera, Prólogo a las Obras Completas de Don Tulio Febres Cordero, Editorial Antares Ltda. Bogotá, 1960). Historia de Copei en Mérida del Dr. Jesús Rondón Nucete. Fotografía colección de la familia Caldera.
En la fotografía aparece Don Tulio con anteojos, una de las pocas con este aditamento, colección de la familia Caldera.
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