La Grita marca el regreso de Ángel Ramos a Venezuela

Carlos Alexis Rivera

La Feria Grande de la Montaña que se llevará a cabo en agosto próximo, en la ciudad de La Grita, ha generado gran expectación desde el punto de vista taurino, pues ya se han anunciado varios diestros venezolanos y siguen llegando más nombres, lo que garantiza, no sólo el éxito de este acontecimiento, sino la reactivación taurina de los pueblos del Táchira.

Ya la empresa Aguilar-Ramos ha anunciado para la feria de la ciudad que acobija al “Cristo del Rostro Sereno” la contratación de Leonardo Benítez; sumándose al “León de Caracas” otro diestro nacional, que al igual que Benítez, gran parte de su carrera la ha desarrollado en México, se trata del valenciano Leonardo Buenaño y ahora, se notifica al mundo taurino la presencia del tachirense Ángel Ramos, diestro de dinastía taurina pues es hijo, sobrino, primo y hermano de toreros, todos nacidos entre las montañas andinas de este estado fronterizo de Venezuela.

Ángel Ramos, quien recibiera la alternativa de manos de Jonathan Veyrunes en el marco de la Feria de Tovar en el Año 2006, lidiando un bravo toro de la Ganadería de la Cruz de Hierro de nombre “As de Copa”, vendrá a su tierra luego de hacer una gran y exitosa campaña en tierras del Perú, país que se ha convertido en asentamiento natural de muchos profesionales de la tauromaquia nacional.

Ramos a quien le antecede un buen cartel en su país, ya que fue el ultimo triunfador de la feria de la chinita cortando allí, 4 orejas a una corrida de  Don Juan Campolargo;  es un torero de mucha enjundia, que entrega la verdad que atesora de su arte taurino en cada muletazo, de fino andar, de lentitud y profundidad en su toreo, carta de presentación suficiente para verle hacer el paseíllo en la nueva plaza de toros portátil dispuesta para esa feria y que lleva el nombre de su tío, el recordado Martín Ramos.

Quienes viven y sienten la pasión por la fiesta brava, tendrán en agosto una cita con la tauromaquia y además serán testigos de excepción de la resurrección de la pasión taurina de los pueblos andinos.