Germán D' Jesús Cerrada
El 24 de junio de 1960, a las 9 de la mañana, el presidente Rómulo Betancourt se dirigía al Paseo Los Ilustres en Caracas para conmemorar la Batalla de Carabobo y el Día del Ejército, cuando sufrió un atentado. Un vehículo Oldsmobile, estacionado minutos antes en la Avenida Los Próceres, estalló al pasar uno de los coches de la caravana presidencial, que se encontraba muy cerca del auto oficial.
El atentado resultó mortal para el jefe de la casa militar, Ramón Armas Pérez, y el estudiante Juan Eduardo Rodríguez.
Betancourt sufrió quemaduras de primer y segundo grado, afectando su ojo derecho, dejándolo parcialmente sordo y con quemaduras en ambas manos. El ministro de Defensa, General Josué López Henríquez, su esposa y el chofer Azael Valero también sufrieron quemaduras.
Al día siguiente, desde el Palacio de Miraflores y con las manos vendadas, Betancourt envió un mensaje al país, instando a los venezolanos a confiar plenamente en la estabilidad de su gobierno y en su compromiso de cumplir su mandato hasta el 19 de abril de 1964.
Afirmó: “Nunca he ignorado los riesgos que conlleva empeñarse en ofrecer una orientación democrática seria al país. No me cabe la menor duda de que en el atentado de ayer está involucrada la mano ensangrentada de la dictadura dominicana, que vive sus últimas horas; son los postreros coletazos de un animal prehistórico incompatible con el siglo XX.”
El intento de asesinato fue denunciado ante la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyos miembros decidieron unánimemente romper relaciones diplomáticas y sancionar el régimen de Trujillo.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 156, con nueve votos a favor y dos abstenciones, de Polonia y la Unión Soviética, expresando su respaldo a la aplicación de medidas contra la República Dominicana.
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