Amalia y los mantenidos de la época, el centro de la ciudad de Mérida era su hogar, cualquiera era insultado por Amalia, no perdonaba ni al gobernador de turno. Muchos fueron sus protectores, amiga de numerosos políticos, que algunos recibían también la dosis de mantenidos, su palabra favorita para insultar a cualquiera que se consiguiera en el camino.
Amalia también insultaba por encargo, no le importaba el sitio dónde estuviera el personaje.
No podía ver ni en pintura al "Poeta de la Libertad" en sus arengas en la Plaza Bolivar, Amalia le saboteaba sus discursos.
En horas del mediodía se le conseguía en la cola del almuerzo en el comedor de la ULA como cualquier estudiante.
Fotografías archivos de: Carlos Páez Ortiz, Héctor Alonso López y Germán D'Jesús Cerrada.
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