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jueves, 19 de enero de 2023

La maestranza espera su rejuvenecimiento y libertad

En sus noventa años.


Jesús Ramírez "El Tato"
Noventa años cumple éste viernes 20 de enero, la emblemática maestranza "César Giron" de Maracay.  Las vivencias de todo aquello que ha vivido en su interior y a la que le han cantado poetas, críticos y literatos desde sus inicios en la sabana de Calicanto, se mantienen incolumes.

A veces cuesta hablar de lo que se ve y se siente, y el silencio parece cómplice envolvente, pero se reconforta uno al saber, que ese silencio en el interior de la maestranza a un torero sin éxito, es el peor castigo.

Pasa uno frente a su altiva presencia de desvanecido color, y afloran los recuerdos de casi un siglo de inmortales faenas de maestros del toreo, de toros nobles embistiendo con fijeza, de toreros ilusionados que se vistieron de luces allí, para sentirse felices, soñar con la gloria y coquetear con la altivez del histórico coso.

Hoy rompo mi silencio, y aunque no presumo de refrescar memorias, si puedo afirmar que en toda Venezuela están pendientes que la nonagenaria maestranza que orgullosa exhibe el nombre de nuestro máximo representante de la toreria, César Giron,  la terminen de embellecer como otrora, con ese rostro andaluz, con su fama de coqueta de sobresalientes encajes blanquecinos de fondo amarillo albero, y con el cielo azul aragueño como ajustada montera.

El tiempo y la modernización no han podido competir con tan excelsa belleza arquitectónica llena de historia en el corazón de Maracay,  donde se han formado los mejores toreros de Venezuela al calor y exigencia de una entendida afición.

Queremos, anhelamos verla nuevamente reluciente, altiva, con su maquillaje natural, como una ancianita coqueta y hermosa que ha señalado y abierto caminos y es orgullo de todos y de la ciudad.

Dios permita que pronto en el tiempo, podamos decir a los cuatro vientos  que la maestranza " César Giron" con su encanto y personalidad, que forjó el carácter de toreros y aficionados, vuelva a despertar pasiones, a ahogar  gritos de oles largos, mientras celebramos el trepidante sonido del tatari que romperá los aires con libertad y respeto por nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestra aragueñidad.

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