Dos orejas del extremeño. Torería de Juan Ortega. Disposición y clase del riojano Diego Urdiales ante un lote sin opciones
Mundotoro
Alejandro Talavante, Juan Ortega y el ganadero Antonio Bañuelos, han sido los protagonistas de la tarde en Burgos. El extremeño ha abierto la Puerta Grande tras una actuación de carácter, en la que ha conseguido momentos importantes a base de consentir a sus oponentes, en dos faenas de pulso y mando. Por su parte, Juan Ortega no ha salido a hombros por una injusticia presidencial, que no ha atendido una mayoritaria petición de oreja frente al sexto, después de una faena que, al igual que en su primera, ha estado dominada por el gusto, la enjundia y la torería. Una tarde de toreo caro de un torero que ha plasmado en Burgos dos obras para paladares exquisitos. Abrió cartel el riojano Diego Urdiales, que ha sorteado el peor lote y aun así ha dejado muletazos de mucha clase y torería. El ganadero de la tierra, Antonio Bañuelos, que cumplía treinta años desde que comenzó su andadura, ha lidiado una corrida de excelentes y bellas hechuras, que ha tenido variado comportamiento, destacando el juego del segundo, tercero , quinto y sexto. El primero fue complicado y el cuarto brusco.
La Puerta Grande la abrió Alejandro Talavante. Hizo una faena de pura pasión y entrega frente a un segundo toro de buen juego y movilidad. Se prestó el animal y apostó Talavante en una faena cargada de registros que tuvo un gran remate con la espada. Cortó una oreja. Talavante dio la cara frente al quinto con raza y temperamento que embistió con todo y al que el extremeño en una faena de torero de fondo metió en un cintura en una faena de notable temple y mando. Dominio de Talavante que fue buscando las vueltas al toro hasta lograr en redondo dos tandas importantes de toreo ligado e intenso. Mérito de Talavante que buscó el triunfo con ahínco. Oreja para Talavante que asegura la Puerta Grande.
Sabrosa obra de Juan Ortega frente a un tercero de embestida enclasada. Compás de toro y torero, en una faena torera y guapa. Corrió la mano con gusto, excelentes los naturales y mucho más el dibujo. El toreo cantado y contado a cámara lenta frente a un animal de clase. Un deleite de faena. Primorosa manera de interpretar el toreo. Una oreja con sabor y aroma. Juan Ortega destapó el tarro de las esencias capoteras de nuevo frente al sexto, al que recibió con lances mecidos y un rumbosos remates. El inicio de faena fue excelente: muletazos agarrado al estribo y un toreo de lindezas hasta más allá de la segunda raya. A gusto Ortega que sacó a escena su repertorio de naturalidad y torería. Se dejó ir Juan Ortega, pleno de inspiración y regusto. Muletazos que fueron categoría y oro puro. A placer Juan Ortega que compuso con ritmo y suavidad, logrando de nuevo un toreo tan despacioso como bello. Excelente toro, de gran calidad. Y excelente faena de Juan Ortega que deleitó de nuevo. Pinchazo, estocada y ovación tras mayoritaria petición de oreja.
Silencio para Diego Urdiales frente a un primero que le faltó empuje y no acabó nunca de entregarse hacia adelante. Oficio y buen manejo del riojano que no tuvo opción de triunfo. Se estiró Urdiales a la verónica con un cuarto que sin finales, un toro noble al que Urdiales toreo con suma facilidad, tratando de empujar y acompasar una embestida irregular. No se aburrió el riojano, que compuso bien los muletazos en una faena donde hubo más intención que posibilidad de triunfo. Fue silenciado.
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