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miércoles, 22 de mayo de 2024

David Galván y una faena al paso

Crónica de la 11ª de la Feria de San Isidro



Una faena de David Galván marcada por la originalidad y la personalidad que se sitúa en la cresta de la Feria de San Isidro. Ni mejor ni peor, sino con su sello: la de un toreo al paso. A velocidad reducida, de pulso exquisito con embestidas de justo embroque y menos celo. Sin nada previsto, ni reglón establecido. Muletazos genuflexos, remates por abajo y varias series de toreo vertical y encajado. Una oreja dentro de una importante tarde, pues con el primero, con tanto genio y aspereza como su movilidad mansa, no se inmutó a pesar de que los viajes se ajustaban a él. Y no al revés, como debe ser. Tuvo la corrida de El Torero una escalera en cuanto a hechuras y cuerpos, siendo el quinto el más armónico y el de mejor juego. Álvaro Lorenzo dio muletazos sueltos, pero sin la rotundidad de la ligazón con un toro propicio a ello, mientras que Ángel Téllez saldó su tarde con dos volteretas con dos toros que tampoco dieron mucho de sí. 

El cuarto fue el más feo de hechuras dentro de una corrida que tenía diferentes formas de enlotar: una, mirando a los pitones; y otra, a las hechuras. Alto, sin cuello, muy montado, pasó por los primeros tercios sin embroque alguno, mucho menos entrega, marcando siempre su querencia hacia los adentros. Un manso sin paliativos, con el que expuso Juan Carlos Rey en banderillas, completando una buena tarde tras una lidia templada en el primero. Había entrado ya la tarde en un ambiente frío, cuando las expectativas entraban ya en riesgo de quiebra. Comenzó la faena de David Galván por muletazos genuflexos sobre la diestra de enorme belleza y temple. El toro se quedó y el efecto sorpresa removió los tendidos que hasta entonces imaginarse un toreo así con esas embestidas era un ejercicio de fe sincera.

Fue principalmente esa sorpresa el sello de una faena plagada de originalidad, pues no existía una regla para determinar el muletazo siguiente. Siguió la faena por derechazos genuflexos en la siguiente, rematados con un trincherazo que terminó de poner a todos de acuerdos. Embestía el toro casi al paso, sin embroque, a media altura, perdiendo su celo a la salida de los muletazos. Y eso que tampoco tuvo fijeza. Medias pasadas frente a las que David Galván toreó con gusto y de manera superior por su pulso a media altura. Los remates por abajo y siempre aprovechando el viaje hacia los adentros eran auténticos carteles de toros. Un toreo sacado de la chistera. Como la estocada fue certera y bien colocada, paseó una oreja con mucho fuerza y unanimidad. 

Ya con el primero, había dejado David Galván una faena de valor seco, al pasarse por los muslos al primero, un astado tan amplio de sienes que hubiera sido rifado en las calles en pleno mes de julio. Sin emplearse en el caballo, llegó a la muleta el manso toro entero en sus revoluciones. Unas embestidas descompuestas con el pitón de fuera en constante calamocheo. Siempre en la línea del genio y de la aspereza, ciñéndose por dentro. No hubo un ápice de duda, aunque la limpieza era una ecuación compleja a la que también se añadió como elemento el viento.

Los toros más nobles de la corrida de El Torero fueron a parar al lote de Álvaro Lorenzo. Especialmente el quinto, el más armónico del encierro. Un astado que tuvo fondo y clase en sus embestidas, con una gran pitón izquierdo, aunque, en ocasiones, tendía a embestir más con el ímpetu de las manos. Aún así, uno de los toros de la feria hasta el momento. En ese movimiento, dejó Lorenzo naturales buenos en trazo y en temple, pero sin la rotundidad de una serie precisa para que la faena explotara. Estuvo en el límite, pero varios enganchones terminaron por decantar la balanza del público hacia el cinqueño. Marcó el segundo que su pitón era el izquierdo, aunque la clase sin raza no tiene triunfo en Madrid. Por ese pitón -tras varias series sobre el derecho- llegaron los mejores momentos del toledano, en los terrenos paralelos a tablas. Pero la faena nunca llegó a los tendidos. 

El tercero de El Torero se quedó debajo del peto y su embestida se fue acortando en la muleta de Ángel Téllez, que tampoco pudo hacer mucho con un sexto justo de poder, al que le costaba un mundo llegar hasta el final de los muletazos. Una voltereta hizo que el público entrara en una faena que terminó por este condicionante alargando hasta ser volteado de nuevo en un cierre por manoletinas cuando ya el público pedía que lo matara. Con la espada, no lo vio claro en ninguno de sus dos toros y terminó cogiendo el descabello. Para entonces, la gente ya hablaba de la faena al paso de David Galván, que regresó y sorprendió. 

Ficha del Festejo:

Hierro de El Torero - EspañaPlaza de toros de Las Ventas, Madrid. Undécima de la Feria de San Isidro. Alrededor de dos tercios de entrada. Toros de El Torero, desiguales de presentación por hechuras y cuerpos. Muy serios por delante. Destacó el buen quinto, que fue ovacionado fuertemente en el arrastre. Noble por el pitón izquierdo el segundo, aunque justo de transmisión. Sin opciones tercero y sexto. Manso y sin celo, con medios muletazos, el cuarto. Descompuesto, manso y embistiendo con el pitón de fuera el primero. 

• DAVID GALVÁN, ovación y oreja.  

• ÁLVARO LORENZO, silencio tras aviso y división tras aviso. 

• ÁNGEL TÉLLEZ, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos. 

Incidencias: El banderillero Juan Carlos Rey se desmonteró tras parear al cuarto. Hizo lo propio Juan Navazo en el sexto. 

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