Jesús Ramírez"El Tato"
En Duitama, Colombia, autoridades municipales derribaron la estatua del maestro del toreo César Rincón, apegados a una supuesta transformación de espacios culturales, y llevándose por delante arbitraria e irrespetuosa mente, la historia y ejemplar conducta de un digno representante del toreo, que logró que en el universo se hablara más de Colombia por el arte taurino que por el oscuro mundo de la droga y las mafias.
Ello desde luego nos afecta y preocupa como taurinos y nos deja perplejos, ante tal arrebato a una cultura tradicional que ha proporcionado los mejores embajadores del hermano país; pero al mismo tiempo vemos con sorda preocupación, que en nuestro hermoso país se rasguen vestiduras y exterioricen comentarios conmovedores ante tan desagradable situación, mientras que la estatua de César Girón, máximo triunfador americano de todos los tiempos, la bajaron de su pedestal de gloria en el Nuevo Circo de Caracas y no hay aficionado o entidad taurina que promueva un objetivo para reubicar dicha riqueza escultórica, que gracias al lente de Luis Aramacuto, fué visibilizada en reciente visita al coso agustino, confundida entre la maleza que campea en el histórico recinto.
César Girón abrió caminos al toreo americano en Europa, sus gestas siguen intactas sin relevo, como digno ejemplo para todas las generaciones.
Independientemente de la ajena preocupación de algunos por la lamentable situación de Duitama en el país hermano, debemos avocarnos al conocimiento y rescate de la estatua de César Girón, que ya vimos que sigue allí, guardada, en pie, pero que hay que saber que será de su futuro visible, como ejemplo vivo de quién abrazó la vida con pundonor y valor para dar a conocer el país cuando el petróleo emergía como fuente de riqueza natural y no artística
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