Jesús Ramírez "El Tato"
Fotos Raúl Gordon
25 años se cumplen éste 26 de junio, de la trágica tarde de Aldea del Fresno, a 42 kilómetros de Madrid, donde quedaron frustradas las ansias toreras del jóven de 20 años, Hugo José Molina "El Morocho".
Era la décimo tercera novillada con picadores en la temporada de 1999 del hijo del empresario y ganadero Hugo Domingo Molina.
Se lidiaban 3 novillos de María Luisa Paniagua y 3 de Pablo Mayoral. Recordamos que el primer espada David Cortijo despachó su lote con ovación y oreja y el sexto causante del percance. El otro alternante Julio Pedro Saavedra obtuvo trío de galardones. Lo había bordado Hugo José con el tercero, engranando pases con lentitud, temple y quietud rematando con espadazo para recibir dos orejas. En el sexto cuando le dio la espalda en gesto de adorno al rematar serie de muletazos, salió prendido y lanzado por los aires, cayendo de cabeza en la arena, con traumatismo cráneoencefálicos, rotura de la primera y segunda vértebra, cornada de 15 centímetros en la pierna izquierda, según el primer parte de la doctora María Ángeles Pérez, pero carecía de movimientos en los cuatro miembros con diagnóstico de Tetraplegia.
Esa tarde de Aldea de Fresno, su hermano Hugo Alberto presenciaba la novillada con el ganadero Jerónimo Pimentel llegándose en medio de la angustia hasta el Hospital de Móstoles donde llegó al día siguiente Hugo Domingo Molina, para acompañar a su hijo y transmitir confianza a doña Lucila, madre de diez hermanos que residían en San Cristóbal. Los últimos en nacer Hugo José y María José que son gemelos y por ello al joven torero lo llaman cariñosamente "El Morocho"
De admirar la afición, vocación y esfuerzo de Hugo José por ser torero, llegó a rebajar hasta 65 kilos para viajar a España.
Exhibía sentido del temple y buen gusto interpretativo del toreo, producto de sus entrenamientos frente a las vaquillas, así como toros a puerta cerrada.
Al debutar en el Nuevo Circo asombró Hugo José por su fino toreo cortando una oreja el 1 de julio de 1997. El 18 de agosto de ese año resultó corneado de gravedad en el vientre en la plaza de toros de Ávila, reapareciendo un mes después con el mismo valor.
Tras el grave percance, Hugo José fué trasladado al Hospital Jackson Memorial de Miami donde el proceso de rehabilitación cada día era más impresionante y fuerte.
Poco a poco las noticias alegraban más a la familia y amigos ante el milagro del joven torero atribuido a la inmensa fé en la Virgen de la Consolación de Táriba.
La recuperación milagrosa le llevó tiempo con chequeos constantes, fuerza de voluntad y control absoluto a las reacciones de algunos medicamentos, así como la recuperación de la sensibilidad en las extremidades.
Hoy, Hugo José Molina "El Morocho" es un hombre recuperado por la gracia divina, camina apoyado con andaderas, asiste a las corridas de toros, lo vimos hace poco en la corrida de San Felipe, y sube a la finca ganadera de La Grita con la vocación heredada de su padre. Intacta está su afición y su espíritu jocoso y siempre al día del mundo del toro, Dios quiera por muchísimos años.
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