La Nación
El retorno a Venezuela, después de las 9:00 p.m. por el puente internacional Simón Bolívar, es solo para peatones. A esa hora, tanto las autoridades de Colombia como de Venezuela disponen de vallas metálicas para cerrar el paso formal más usado por la ciudadanía.
En La Parada, cerca de las casillas de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), había este domingo tres uniformados de la Policía Metropolitana de Cúcuta, cuando Jairo Beltrán arribó a la zona en taxi para emprender su regreso a pie a Venezuela. Eran cerca de las 11:00 p.m., hora venezolana.
Beltrán se sintió más seguro con la presencia de los uniformados. Pagó el servicio del taxi, se apeó del vehículo y comenzó a caminar rumbo a San Antonio. A la altura de la DIAN, se tropezó con las primeras vallas. Allí dejan un espacio para el paso de los transeúntes.
Una camioneta particular, con placa venezolana, se detuvo a la altura de las primeras vallas. Otro transeúnte se le acercó al conductor y le indicó que si quería retornar a Venezuela en carro, lo podía hacer, pero por el Atanasio Girardot, único puente cuyo horario fue extendido hasta la medianoche.
Luego, en toda la entrada del paso formal, Colombia pone otro grupo de obstáculos, dejando el estrecho margen de la acera para que los caminantes sigan su trayecto. De Venezuela a Colombia no dejan pasar, solo la flexibilización es de Colombia a Venezuela.
Al llegar a la mitad del puente, Beltrán se encontró con otro grupo de vallas. Esas fueron puestas por los funcionarios venezolanos. En uno de los extremos, dos efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se encargan de la custodia. «Buenas noches», profirió Jairo hacia los dos guardias. Respondieron con el mismo saludo.
Este fin de semana, en una concentración del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el gobernador Freddy Bernal aseguró desde frontera que el presidente Nicolás Maduro desea a ver los cuatro puentes binacionales abiertos las 24 horas; sin embargo, recalcó que Colombia aún no quiere dar ese paso.
Beltrán y la mayoría de los habitantes de Táchira y Norte de Santander insisten en la necesidad de que los puentes estén operativos 24/7. Es una deuda pendiente en una zona aún deprimida económicamente.
Al llegar a la aduana principal de San Antonio del Táchira, Jairo Beltrán se tropezó con la otra fila de vallas atravesadas en la avenida Venezuela. En fin, lo que reina de noche en el puente Simón Bolívar son vallas, sinónimo de obstáculos y de una frontera que aún no ha recuperado en su totalidad su dinamismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario