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domingo, 31 de agosto de 2025

En Táriba. Y llegó "El Amarillo" y mandó a parar.....


José Cariel en un natural de plasticidad y quietud


Jesús Ramírez "El Tato"
Texto y fotos
Los minutos se robaban el inicio del festejo en Táriba, confundidos entre escasos rayos de sol e intermitente lluvia, hasta que el astro rey se colocó el traje corto para permitir el festival que logró aglutinar cerca de medio aforo del Coliseo HDM.

Los novillos con el hierro de Campolargo de variada pelambre no tuvieron manos prodigiosas para el éxito, con la excepción de José Cariel, que lo bordó sobre ambas manos. 

Manoletinas de Cariel en las postrimerías de su labor

En el primero, toro y torero no se encontraron, faltó alma y conexión y todo se diluyó entre aislados intentos sin despliegue de dominio por parte de Manolo Zapata, que despachó tras fallidos y feos viajes.

José Cariel "El Amarillo" toreó a gusto a la verónica cuando descubrió la bravura del castaño astado del que no anunciaron nombre, y que delataba su procedencia por el pelaje y buen comportamiento. Cariel se lució en faena de constante actitud y gran expresión. Naturales templados y derechazos largos con naturalidad y figura compuesta llena de ambición. La autoridad no vaciló en conceder el indulto que los aficionados a coro pedían.

Dos orejas exhibió el espada aragueño en la vuelta al ruedo con la ganadera Carmen Rosa Campolargo.

Manolo Ordoñez, Doraima, doctor Ricardo Benvenutto, Carmen Rosa Campolargo, Martín Ordoñez y Hugo Alberto Molina

Insípida la labor del mexicano Isaac Chacón, con algunos momentos de brillo, pero sin fondo ni sitio. Sus muletazos no lograron cruzar los gustos en los tendidos y con la espada tampoco dejó buen gusto, oyendo un aviso.

Cristhofer Morales, también de México, se dio el gusto de hacer un paseíllo más en nuestro país, pero se mostró irresoluto, con muchas pausas, y ni el pasodoble Silverio Pérez le valió para desplegar algún dominio con otro buen astado. Lo mató al primer intento y Saavedra, desde usía, sacó el albo pañuelo para que el manito mostrara una oreja desaborida.

A hombros salió de la plaza José Cariel en una tarde que hizo suya con buen toreo y firme disposición.

2 comentarios:

  1. Escribió el William McGonagall venezolano, quien, cegado por su frustración e incapacidad para convertirse en torero, despotrica contra los matadores que, con esfuerzo y dedicación, intentan mantener viva la feria taurina en Venezuela.

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  2. Le invito, Caballero, a que se vista de traje y de luces, y nos ilustre, según su "buen criterio", cómo se debieron manejar estos novillos, que lastimosamente no contaban con la clase y porte necesarios para dar una buena faena.

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