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martes, 28 de octubre de 2025

AP | El atrevido plan de un agente federal: reclutar al piloto de Maduro para que se vuelva contra el líder venezolano

 
AlbertoNews
 Por Associated Press

El agente federal le lanzó una propuesta atrevida al piloto jefe de Nicolás Maduro: solo tenía que desviar subrepticiamente el avión del presidente venezolano a un lugar donde las autoridades estadounidenses pudieran atraparlo.

A cambio, el agente le dijo al piloto en una reunión clandestina, el aviador se convertiría en un hombre muy rico.

La conversación fue tensa y el piloto se marchó sin comprometerse, aunque le proporcionó al agente, Edwin López, su número de celular, una señal de que podría estar interesado en ayudar al gobierno estadounidense.

Durante los siguientes 16 meses, incluso después de jubilarse de su cargo en el gobierno en julio, López persistió, chateando con el piloto a través de una aplicación de mensajería cifrada.

La saga inédita e intrigante de cómo López intentó convencer al piloto tiene todos los elementos de un thriller de espionaje de la Guerra Fría: jets privados de lujo, una reunión secreta en un hangar de aeropuerto, diplomacia de alto riesgo y el delicado cortejo de un lugarteniente clave de Maduro. Incluso hubo una última maquinación para inquietar al presidente venezolano sobre la verdadera lealtad del piloto.

En términos más generales, el plan revela hasta qué punto, y a menudo de forma chapucera, Estados Unidos ha buscado durante años derrocar a Maduro, a quien culpa de destruir la democracia de la nación petrolera, al tiempo que proporciona un sustento a narcotraficantes, grupos terroristas y a la Cuba comunista.

Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha adoptado una postura aún más dura. Este verano, el presidente ha desplegado miles de tropas, helicópteros de ataque y buques de guerra en el Caribe para atacar barcos pesqueros sospechosos de contrabandear cocaína desde Venezuela. En 10 ataques, incluidos algunos en el océano Pacífico oriental, el ejército estadounidense ha matado al menos a 43 personas.

Este mes, Trump autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas dentro de Venezuela, y el gobierno estadounidense también duplicó la recompensa por la captura de Maduro por cargos federales de narcotráfico, una medida que López intentó aprovechar en un mensaje de texto al piloto.

«Sigo esperando su respuesta», escribió López al piloto el 7 de agosto, adjuntando un enlace a un comunicado de prensa del Departamento de Justicia que anunciaba que la recompensa había aumentado a 50 millones de dólares.

Los detalles del plan, finalmente fallido, se extrajeron de entrevistas con tres funcionarios estadounidenses, actuales y anteriores, así como con un opositor de Maduro. 

Todos hablaron bajo condición de anonimato por no estar autorizados a hablar sobre el plan o por temor a represalias por revelarlo. Associated Press también revisó y autenticó los intercambios de mensajes de texto entre López y el piloto.

Los intentos de localizar al piloto, el general venezolano Bitner Villegas, fueron infructuosos. El Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. y el Departamento de Estado no hicieron comentarios. El gobierno venezolano no respondió a una solicitud de comentarios.

Los aviones de Maduro
El complot se tramó cuando un informante se presentó en la Embajada de EE. UU. en República Dominicana el 24 de abril de 2024, durante la presidencia de Joe Biden. 

El informante supuestamente tenía información sobre los aviones de Maduro, según tres funcionarios familiarizados con el asunto.

López, de 50 años, era entonces agregado en la embajada y agente de Investigaciones de Seguridad Nacional, una dependencia del Departamento de Seguridad Nacional.
López, un enjuto ex Ranger del Ejército de EE. UU. de origen puertorriqueño, lideraba las investigaciones de la agencia sobre redes criminales transnacionales con presencia en el Caribe, tras una destacada trayectoria desmantelando bandas de narcotraficantes, lavadores de dinero y estafadores. Su trabajo en el desmantelamiento de una operación ilícita de cambio de divisas en Miami incluso le valió una reprimenda pública en 2010 por parte de Hugo Chávez, el predecesor de Maduro. El destino de la embajada iba a ser su último antes de jubilarse.

La embajada estaba cerrada, aunque López seguía en su escritorio. Le entregaron una tarjeta de 3×5 con el nombre y el número de teléfono del informante. Cuando llamó, este afirmó que dos aviones usados ​​por Maduro se encontraban en República Dominicana en costosas reparaciones.
López estaba intrigado: sabía que cualquier mantenimiento probablemente constituía una infracción penal según la legislación estadounidense, ya que implicaría la compra de piezas estadounidenses, prohibidas por las sanciones impuestas a Venezuela. Los aviones también estaban sujetos a incautación por violar esas mismas sanciones.

Localizar las aeronaves fue fácil: estaban alojadas en el aeropuerto ejecutivo La Isabela de Santo Domingo.

Rastrearlas hasta Maduro les llevaría meses a los investigadores federales. Mientras construían el caso, descubrieron que el presidente venezolano había enviado cinco pilotos a la isla para recuperar los aviones multimillonarios: un Dassault Falcon 2000EX y un Dassault Falcon 900EX.

Un plan se concreta
Según funcionarios actuales y anteriores familiarizados con la operación, López tuvo una revelación: ¿Y si lograba persuadir al piloto para que llevara a Maduro a un lugar donde Estados Unidos pudiera arrestarlo?
Maduro había sido acusado en 2020 por cargos federales de narcotráfico, acusándolo de inundar Estados Unidos con cocaína.

El agente del DHS obtuvo permiso de sus superiores y de las autoridades dominicanas para interrogar a los pilotos, superando así las preocupaciones de los funcionarios sobre la posibilidad de crear una ruptura diplomática con Venezuela.

En el hangar del aeropuerto, a poca distancia del avión, López y sus compañeros agentes pidieron a cada piloto que se reuniera con ellos individualmente en una pequeña sala de conferencias. No había agenda, dijeron los agentes. Solo querían hablar.

Los agentes fingieron ignorar que los pilotos pasaban el tiempo volando cerca de Maduro y otros altos funcionarios.

Hablaron con cada aviador durante aproximadamente una hora, dejando a su objetivo principal para el final: Villegas, a quien los agentes habían determinado que era el piloto habitual de Maduro.
Villegas era miembro de la guardia de honor presidencial de élite y coronel de la Fuerza Aérea Venezolana. Un exfuncionario venezolano que viajaba regularmente con el presidente lo describió como amigable, reservado y de la confianza de Maduro. Los aviones que pilotaba se utilizaban para transportar a Maduro por todo el mundo, a menudo a adversarios de Estados Unidos como Irán, Cuba y Rusia. En un video de diciembre de 2023 publicado en línea por Maduro, se puede ver a Villegas sosteniendo una radio en la cabina mientras el presidente intercambia consignas patrióticas con el piloto de un avión de combate ruso Sukhoi.

López llamó a Villegas a la sala y bromearon un rato sobre las celebridades que el piloto había transportado, su servicio militar y los tipos de aviones que tenía licencia para volar, según dos de las personas familiarizadas con la operación. Después de unos 15 minutos, el piloto comenzó a tensarse y le temblaron las piernas.
El agente insistió: ¿Había pilotado alguna vez el piloto con Chávez o Maduro? Villegas al principio intentó evadir las preguntas, pero finalmente admitió haber sido piloto de ambos líderes. Villegas mostró a los agentes fotos en su teléfono de él y los dos presidentes en varios viajes. También proporcionó detalles sobre las instalaciones militares venezolanas que había visitado. Sin que Villegas lo supiera, un colega de López grabó la conversación en un celular.

Al finalizar la conversación, según dijeron las dos personas, López presentó su propuesta: a cambio de entregar secretamente a Maduro a Estados Unidos, el piloto se haría muy rico y querido por millones de sus compatriotas. El lugar de encuentro podría ser a elección del piloto: República Dominicana, Puerto Rico o la base militar estadounidense en la Bahía de Guantánamo, Cuba.

Villegas no reveló sus intenciones. Sin embargo, antes de partir, le dio a López su número de celular.

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