En la gráfica la Primera Dama de la República, Gladys Castillo de Lusinchi, con los parlamentario Julio César Moreno y Gehard Cartay
Germán D' Jesús Cerrada
El Dr. Gehard Cartay Ramírez informa con profundo pesar el fallecimiento esta mañana de Julio César Moreno, un amigo y compañero de muchísimos años, con quien compartió luchas y preocupaciones desde la época como dirigentes juveniles del partido Social Cristiano Copei.
Julio César Moreno se graduó de licenciado en Comunicación Social en la UCAB y más tarde fue elegido secretario general nacional de la Juventud Revolucionaria Copeyana (JRC) entre 1970 y 1974, de cuyo directorio nacional el Dr. Cartay formó parte.
Posteriormente, ingresó al Comité Nacional del Partido, siendo electo diputado al Congreso por su natal Trujillo durante varios períodos.
Un Defensor de la Libertad de Prensa
Entre 1984 y 1988, Julio César Moreno fue presidente de la entonces recién creada Comisión de Medios de Comunicación Social del Congreso, un período crucial en el que la libertad de prensa se vio amenazada en diversas ocasiones. El Dr. Cartay lo acompañó como vicepresidente en esa instancia.
“Aquella fue una época en la cual la libertad de prensa estuvo varias veces amenazada y tuvimos que dar un combate a su favor desde el parlamento nacional.
La foto que acompaña esta nota muestra la histórica comparecencia de la Primera Dama de la República, Gladys Castillo de Lusinchi, durante la cual denunció atropellos en contra de su derecho a expresarse y la censura de algunos medios al respecto,” recuerda el Dr. Cartay
Su servicio al país se extendió a importantes responsabilidades dentro de la administración pública:
Se desempeñó como viceministro de la Juventud en el gobierno del presidente Luis Herrera Campíns.
Fue embajador de Venezuela en Chile y Guatemala durante la segunda gestión del presidente Rafael Caldera (1994-1998), a quien apoyó en 1993.
Julio César Moreno fue también un apasionado por la historia política contemporánea de Venezuela, de la cual fue investigador incansable y prolífico escritor. Igualmente, se destacó como un orador de fuste y un parlamentario brillante.
“Pero, por encima de todo, fue un buen amigo, un leal compañero y un hombre preocupado por el destino de su país, a quien recordaremos siempre por sus virtudes y valores como dirigente del humanismo cristiano,” concluye el Dr. Cartay.
Vayan nuestras más sentidas condolencias a su esposa Maru y a sus hijos, hermanos, demás familiares y amigos.
¡Paz a tus restos, viejo amigo y compañero!
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