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lunes, 27 de octubre de 2025

Perdió su tabla de surf en el mar y lograron encontrarla a más de 2.400 kilómetros de distancia: “No podía creerlo”



www.infobae.com - Faustino Cuomo


La travesía de una tabla de surf que recorrió más de 2.400 kilómetros desde Tasmania hasta Nueva Zelanda (foto: Facebook/Albarito Bueno)

Cubierta de moluscos y tras casi 18 meses a la deriva, una tabla de surf personalizada que desapareció en Tasmania reapareció en la costa oeste de Nueva Zelanda, tras recorrer más de 2.400 kilómetros por mar. El reencuentro entre el objeto y su dueño australiano, conocido como Liam, se concretará en Auckland esta semana, gracias a la colaboración de la comunidad surfista internacional, según informó la BBC.

La tabla personalizada y un dueño desconsolado
La protagonista es una tabla de surf personalizada diseñada a medida para un surfista australiano conocido solo como Liam. 

Este joven perdió su tabla en mayo de 2024, cuando fue arrastrada por el viento mientras navegaba en las aguas de Tasmania, de acuerdo con lo que le relató a BBC News. El diseño era único y, como él mismo explicó, resultaba irremplazable, ya que el fabricante había dejado de producir tablas.

Este hecho supuso un golpe considerable para Liam, al perder un objeto de tal valor sentimental y técnico implica no solo un coste económico, sino también la desaparición de un compañero de aventuras en el mar. “No podía creerlo”, afirmó al enterarse de que su tabla había sobrevivido y reaparecido en tierra firme.

El viaje oceánico de una tabla personalizada, perdida durante una sesión en Tasmania y devuelta a su dueño australiano (foto: Facebook/Albarito Bueno)

Un hallazgo inesperado a miles de kilómetros
La persona clave de esta historia fue Álvaro Bon, un hombre francés que reside en Nueva Zelanda desde hace alrededor de diez años y es kitesurfista habitual en el puerto de Raglan, en la Isla Norte. Él se encontraba practicando su deporte en condiciones adversas cuando debió tomar una decisión difícil: soltar su cometa, o arriesgarse a ser arrastrado mar adentro.

Optó por la seguridad —quedándose sin su equipo— y buscó refugio en un extremo remoto del puerto.

Fue allí donde, entre dunas y arena, divisó una tabla de color crema de aproximadamente 229 centímetros de largo, cubierta de mejillones y percebes. A pesar del tiempo a la deriva, el objeto no presentaba daños significativos.

“Definitivamente, no es una tabla común… ¿Podría haber venido desde el este de Australia?”, publicó el propio Bon en un grupo de surfistas a través de redes sociales, acompañando sus palabras con imágenes del hallazgo y la firma original del fabricante. El asombro ante la distancia recorrida por la tabla era evidente para la comunidad surfera.

La tabla de surf fue encontrada por un kitesurfista que reside en Nueva Zelanda desde hace una década (foto: Facebook/Albarito Bueno)
 
Desde Tasmania hasta Nueva Zelanda: el viaje de la tabla

El recorrido de esta tabla de surf es tan asombroso como incierto. Tras ser arrancada del barco de Liam en Tasmania, atravesó el Mar de Tasmania hasta alcanzar Raglan, en la costa oeste de Nueva Zelanda, cubriendo más de 2.400 kilómetros y desafiando corrientes y temporales.

Las condiciones marinas la protegieron, permitiendo que llegara prácticamente intacta, pese a la cantidad de moluscos adheridos a su superficie.

Una vez resguardada en las dunas, Bon regresó días después, limpió el objeto y publicó otras fotografías. Pronto, su teléfono se llenó de mensajes y comentarios luego de que compartiera la historia en diferentes foros en línea. Cientos de personas se interesaron por el misterioso hallazgo, difundiendo las imágenes en varias comunidades hasta que la respuesta llegó.

El reencuentro emotivo entre la tabla desaparecida y su dueño, marcado por la paciencia y la suerte (foto: Instagram/Albarito Bueno)
 
Un reencuentro emotivo

Un amigo de Liam identificado la tabla gracias a la firma del fabricante y puso a ambos en contacto. Para validar la propiedad, Liam envió fotos antiguas de la tabla y gestionó la recogida en Auckland mediante un conocido de la familia. Así, el reencuentro estaba sellado.

La tabla regresará a Australia tras dieciocho meses de ausencia, cerrando así un capítulo extraordinario marcado por la paciencia, el azar y la colaboración. Bon, lejos de lamentarse por haber perdido su cometa el mismo día, compartió una reflexión filosófica sobre la experiencia: “Cada historia tiene un significado… el día que encontré la tabla, perdí mi cometa. Tal vez esa sea la lección… a veces hay que dejar ir ciertas cosas para encontrar algo mejor”, sentenció, con una felicidad inexplicable, a BBC News.

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