Una oreja para Alejandro Talavante
Foto vía Efe |
Zabala de la Serna | Sevilla
Tarde de lujo el miércoles de feria. Se
llenó la plaza. Y de lujo la corrida de Jandilla. Una corrida de toros para
abril. Incluso con el sobrepeso de algunos ¿Tan difícil era? O es. O debe de
serlo. Su trapío, sus caras, su volumen, excesivo quizá por romana en algunos
casos. Sobre todo porque se pararon. Talavante le cortó una oreja al colorado
tercero. Cornidelantero, estrecho de sienes, de calidad añadida. Saludo a pies juntos y chicuelinas de mano baja. Ni pegarlo en el caballo. La expresión talavantina en tres series por abajo y con la mano derecha. Si coge una antes la izquierda lo borda. Para cuando llegó la tanda de naturales fue extraordinaria, como es su mano. Pero llegó al final del toro. Lo suficiente para que en una trincherilla y otros adornos Alejandro de Extremadura le diera vida aún. Lo mató sensacional y cortó la oreja.
Foto: Maurice Berho |
El Cid le cogió el aire bien a un toro cuajado, estrecho de sienes y montado que de salida salió abanto. Lo recogió con verónicas en los medios. Un puyazo en la contraquerencia y otro en el caballo que guarda puerta que yo no entendí. Tampoco el toro había hecho estragos de manso... A Media altura Cid lo templó muy bien. Otro que tambien debió presentar antes la zocata, pero ya no había toro.
Castella con el castaño segundo, que por trapío aportaba sus pechos y su volumen, se tomó sus tiempos para administrarlo. Un puyazo en todo lo alto de Josele y un segundo par de categoría de Javier Ambel. En la muleta el francés pudo ligar algo al jandilla; por la izquierda de uno en uno. Muchos pases planos. Apagado final. Eso como se vio en el cuarto de generoso cuello sería el problema de la de Jandilla: el escaso o nulo final. La llama acortándose antes de tiempo. El Alcalareño cuajó un el tercio de banderillas. El toro llegó a la muleta con el fuelle menos que justo. El Cid mató bien.
Foto: Maurice Berho |
El quinto pareció apoyar mal de salida. Como acalambrado. Se recuperó. Pero nunca rompería hacia adelante. Castella presentó pronto la izquierda. Muy enganchado. No era la mano. Tampoco la otra. Pero algo mejor. Sin despegarse nunca. Espeso el torero. Despedida de feria sin suerte. Pero seis toros y ni una vuelta al ruedo. Es una estadística. Nada más. Y nada menos.
El último pesaba. Casi 600 kilos. No fue el único. Se dolió en banderillas. Talavante por los dos lados corrió la mano. Lo que duró. Hacía frío. Caía la noche. Pesaba el mulo.
Ficha:
Plaza de la Maestranza. Miércoles, 25 de abril de 2012. Décimo tercera de feria. Lleno. Toros de Jandilla y Vegahermosa, parejos, bien presentados; algunos con sobrepeso; nobles pero de muy escaso fondo en general, de pobre final o sin llegar; destacó el 3 por su calidad.El Cid, de grana y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el cuarto, estocada (silencio).
Sebastián Castella, de obispo y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el quinto, estocada corta y descabello (silencio).
Alejandro Talavante, de nazareno y oro. Estocada (oreja). En el sexto, dos pinchazos y estocada (silencio).
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