Toros / FERIA DE OTOÑO
Adiós madrileño a El Fundi
Sin suerte con su lote, fue despedido con una gran ovación en Las Ventas
El Fundi se despide de Las Ventas con dignidad pero sin
brillantez. No era justo que su última corrida, aquí, hubiera sido la
del pasado San Isidro, bajo el diluvio, donde todo salió mal. Acierta la
empresa al ofrecerle una nueva oportunidad,
le brindan sus compañeros y el público le expresa su afecto, al
comienzo y al final del festejo. (Un reparo: creo que ésta hubiera
debido ser su última tarde en los ruedos). Pero los toros del Puerto de
San Lorenzo no le permiten el triunfo: mansos, flojos, con poca casta,
se apagan pronto, apenas necesitan castigo. El Cid muletea con gusto al
más manejable pero pincha. Luque sólo puede apuntar detalles.
En los comienzos de su carrera, cuando alternaba con Joselito y El Bote, era El Fundi el más artista de los tres,
el que toreaba con más estética. Vinieron tiempos duros (llegó a
abandonar la profesión) y tuvo que evolucionar: con corridas duras, la
técnica era fundamental. Triunfó en Francia,
llegó a ser un buen lidiador clásico y un gran estoqueador. Los
sectores duros de Las Ventas, con los que una tarde se enfrentó, lo
adoptaron como favorito. Algún percance perjudicó esa feliz etapa. Llega
el momento del adiós.
El primer toro, mansísimo, sin celo alguno, se emplaza en tablas, resulta difícil sacarlo de ahí: un auténtico marmolillo. El Fundi trastea
por la cara, lo único posible. El cuarto es muy flojo, reservón,
rebrincado: una birria. Lo lidia con oficio. Se dobla con él y el toro
va al suelo. No hay más que hacer.
Muy bondadoso
Al Cid
le toca el único manejable. El segundo mansea de salida pero resulta
muy bondadoso. Da lances, aprovechando el viaje; lo lleva bien al
caballo. Citando de largo, logra buenos naturales; por la derecha, corre
bien la mano, con desmayo, lo lleva prendido a la muleta: faena de oreja. Pero,
como tantas veces, pincha. El quinto es flojo y distraído, queda corto.
En un pase de pecho, acaba en el suelo: «¡qué espectáculo!», escucho.
Alarga la faena El Cid en medio de una división y se muestra
desconfiado, al matar.
Siempre esperamos que Daniel Luque dé el paso a la primera fila. Hoy tampoco ha podido ser. Aplaudo su buena colocación en dos quites; también, unas verónicas primorosas al
tercero, que sale de chiqueros con una embestida suavísima, como si
estuviera ya picado. ¿Dónde quedan la fuerza y la fiereza que debe tener
un toro bravo?... Es un inválido: bronca justificada. Se esfuerza en el
último, que derriba, en un arreón de manso. Es incierto, embiste sin
clase. La faena es desigual, voluntariosa, con enganchones. Habrá que
seguir esperándole...
Con alegría y con nostalgia
se despide de los ruedos El Fundi. Con respeto y agradecimiento le dice
adiós la afición. Hace poco ha declarado: «No es fácil estar, en este
mundo taurino, con dignidad y categoría». Él lo ha logrado: que disfrute
José Pedro Prados de lo que dignamente se ha ganado.
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