LEONARDO HERNÁNDEZ, EXTRAORDINARIO |
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MIGUEL ÁNGEL GARCÍA INDEPENDIENTEMENTE con lo sucedido en el toro que regaló el extremeño Leonardo Hernández, lo hecho en su lote reglamentario ha sido de suma impresión y extraordinaria exposición. El de Badajoz se topó con dos toros boyantes del hierro de Fernando de la Mora, que han sido óptimos para que Leonardo expusiera un verdadero ensayo del Arte de Marialba. Ambas faenas, si acaso con mayor emotividad la primera por las mejores condiciones del astado, han destacado por su clasicismo, por su aseo y por su efectividad con rejones de castigo, banderillas cortas y largas, a una y dos manos, aderezadas con sendas rosas al final. Sin embargo, la rúbrica no ha sido efectiva y tras pinchar en ambas ocasiones con el rejón de muerte, Leonardo dejó escapar, de menos, dos orejas en cada uno de sus enemigos. Aún y sin los trofeos deseados, el de Badajoz ha tejido un triunfo rotundo por el contenido de sus faenas, por la verdad y entrega con que ejecutó cada las suertes. Con toda verdad entregó el pecho de sus cabalgaduras para dejar las banderillas al quiebro, en forma espectacular y a milímetros de encontrarse con los pitones del toro; cada movimiento fue realizado puntualmente y con exactitud, lo mismo para acomodar al toro nuevamente como para rodar con él, amén de llevarlo alrededor del anillo bien templado con la grupa. Los giros que realizó frente a la cara de los bureles han sido bastante comprometidos, lo que levantó las ovaciones y la admiración del público. Ha sido una tarde redonda del extremeño, que convenció sobradamente con los toros de su lote, logrando lo que tuvo en mente y aunque no hubo corte de orejas, el impacto que ha tenido ha sido suficiente como para ser un rejoneador favorito en México. Regaló un sobrero Leonardo, que dejó cierta disparidad en la afición, pese a que cortó dos orejas y conseguir la anhelada salida a hombros. Reprobable actitud de la gente al aventar los cojines al ruedo en plena actuación de un torero, en este caso de Arturo Macías, quien también regaló un sobrero y le cortó una oreja, dado que se fue en blanco en su lote oficial. Y así, de seis toros el festejos se convirtió en corrida de ocho. Normal ya este tipo de festejos maratónicos, pero insisto, reprobable actitud del público. Sólo faltó que Joselito Adame también regalara, al menos no se animó debido a que en su segundo toro cortó una oreja, para su mala suerte, protestada y concluyó en división de opiniones. Y sí, la gente continua exigiendo cambio de jueces. |
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