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lunes, 5 de agosto de 2013

Gran tarde de toros y toreros en Pontevedra

El Juli, Perera, Talavante y el mayoral de Victoriano del Río abren la puerta grande

Gran tarde de toros y toreros en Pontevedra
efe
El mayoral y la terna sale en volandas de la plaza gallega

Los toros de Victoriano del Río han propiciado una tarde triunfal: bien presentados, codiciosos, encastados, nobles, con movilidad; el primero, extraordinario. Todos han sido aplaudidos en el arrastre. Los tres diestros salen en hombros.

Sigue fiel El Juli a su línea: predominio del poderío sobre la estética. Como puede mucho y tiene casta, casi todos los toros le sirven. El primero, colorado, embiste codicioso, con casta y nobleza.. El Juli se luce en verónicas y ajustadas chicuelinas. Comienza con siete estatuarios sin moverse, que levantan un clamor. Impone su mando, ligando muletazos largos y lentos por los dos lados, que cierra con circulares completos. Un bravo toro, con una hermosa muerte, para el que Julián pide la vuelta al ruedo, que se concede, y una faena completa. Estocada eficaz: dos orejas. Recibe al cuarto con verónicas, echando la pata alante, hasta el platillo. El toro es noble pero encastado, tiene que torear. Después de doblarse, alarga las embestidas en derechazos y naturales mandones, ligados, con la muleta barriendo la arena y la figura algo encorvada. Aunque entra de lejos, con salto, agarra la estocada: otra oreja.

Impávido y seguro

A Miguel Ángel Perera se le ve segurísimo (salvo con la espada), vive un momento de gran rotundidad, basado en el valor y la técnica. El segundo toro empuja en varas; no tiene la clase del primero pero también se mueve mucho. Perera quita, impávido, citando de espaldas; comienza con pases cambiados; liga derechazos y naturales. El arrimón final, sin moverse, levanta clamores. Pincha una vez antes de la estocada: oreja. Recibe con templados delantales al quinto, que humilla y va largo; quita por chicuelinas. Como el toro se mueve mucho y el diestro se queda quieto, surgen las series de muletazos largos, ligados, que entusiaman. Otro toro magnífico para el torero, aunque acabe rajándose, y otra faena completa, rematada con un gran espadazo, en el centro del ruedo: oreja.

Sale suelto el tercero, embiste con casta, pegajoso. Se luce Alejandro Talavante en chicuelinas. La faena de muleta es desigual, vistosa. Ya mediada, le coge el aire por la izquierda, su mejor mano. Ahora mata con gran seguridad: buena estocada y oreja. Recibe al último, con verónicas de manos bajas. El toro embiste con clase pero poca fuerza. Alejandro hace parar la prematura música; torea a cámara lenta, con gusto, relajado. Como el toro transmite poco, calienta el ambiente con manoletinas de rodillas. Otra estocada: oreja, que le permite acompañar a sus compañeros en la salida triunfal en hombros, junto al mayoral de la ganadería.

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