"Mi reaparición tiene algo de espiritual, de ganar la lucha, de fe..."
El valenciano, con 52 años, se prepara para su retorno en Fallas
Actuará con una pierna biónica, tras 37 operaciones y 3 años en silla de
ruedas
Luis Nieto
sevilla
Vicente Ruiz El Soro, tras su último tentadero, ayer, afirma sentirse "como un niño" en una nueva prueba de fuego. Objetivo: Fallas 2014. En su plaza, quiere volver a los 52 años, tras dos décadas en las que "he sido prácticamente un inválido", con tres años en una silla de ruedas y 37 operaciones en la rodilla izquierda, con amenaza de amputación. Es el único superviviente de aquel maldito cartel de 1984 en Pozoblanco, donde cayó herido mortalmente Paquirri y un año después, en Colmenar Viejo, un jovencísimo Yiyo. Diez años después, el 8 de abril de 1994, El Soro sufría una enésima lesión, en la plaza de Benidorm, tras saltar al callejón, después de prender un par de banderillas.
-Vicente, ¿por qué reaparece?
-No vengo a demostrar nada ni a llevarme nada; por el contrario, a ganarlo. Mi reaparición tiene algo de espiritual, de ganar la lucha, de fe... Es un mensaje a los que sufren por diferentes causas y decir Si se quiere, se puede. Yo digo que Los milagros existen y la prueba soy yo. Gracias a Dios y a los doctores Cavadas y Albert se ha producido este milagro. Mi mensaje va más allá de mi vuelta. Es un voto a la esperanza. Yo, si no hubiera sido por el toro, hubiera arrojado la toalla.
-Habla con tanta ilusión que parece que se va a enfundar ahora mismo el traje de luces. ¿Se ha encargado alguno?
-Sí, tres. En la sastrería Fermín. Un grana, un azul y un verde botella.
-¿Cómo es su preparación y en qué momento se encuentra?
-Es una preparación especial. Tengo a un equipo médico de alto rendimiento, con preparador físico, varios fisioterapeutas e incluso con un psicólogo que me trata para controlar las emociones. Volver después de tanto tiempo y en mi plaza será muy emotivo. Desde que comencé la preparación, he pasado de 109 kilos a 78 y me quedaré en 68, que es lo que pesaba hace 22 años, cuando tuve que abandonar el toreo. Llevo una dieta muy rigurosa.
-¿Qué ha toreado en el campo?
-Unos cuarenta becerros y varios toros. Entre los últimos tentaderos, los de Clotide Calvo y Bohórquez. Mañana -por hoy-, Juan Pedro Domecq y Miguelín. Y de ahí al domingo iré a La Palmosilla, Marqués de Albaserrada, Peñajara y Julio Aparicio.
-Supongo que se pierde el sitio tras tantos años.
-Me preocupa más lo físico. Tengo el oficio y la capacidad. De hecho, con el toro, que embiste más despacio, me encuentro mejor.
-¿Hasta qué punto?
-Hago un toreo diferente, con sentimiento, más pausado. Será por el sufrimiento acumulado.
-Entonces, ¿no se verá a El Soro banderillero?
-Lo de las banderillas será algo puntual, en función de los toros.
-Le aguarda una competencia difícil.
-No vengo a competir con nadie, sino a disfrutar. Tengo la fortuna de que vuelvo con José Luis Peralta como apoderado, un apoderado a la vieja usanza, no un comisionista.
-Entonces, ¿será una reaparición y alguna corrida puntual?
-No. No vengo a llevarme nada, vengo a ganármelo. Mi pensamiento es hacer temporada.
-Se ha comentado que Espartaco le acompañaría en ese cartel y daría la alternativa a su paisano, Javier Jiménez.
-Me hace mucha ilusión torear junto a un compañero de mi época, al igual que con todos los que están actualmente en activo. Además, Espartaco y yo somos grandes amigos. Mi última corrida en Valencia fue en el 94, junto a Espartaco y Enrique Ponce y salimos los tres a hombros. Un bonito recuerdo. Luego, toreé en Benidorm seis toros y ahí terminó todo. Llegaba ya tocado de una fractura en Montoro.
-¿Qué ha sido lo más complicado durante este calvario que ha sufrido?
-Se han quedado muchas cosas en el camino. Problemas en la familia. También descubres quiénes eran amigos de verdad... Bueno, tengo la suerte de que Valencia me quiere y me apoya. He sido un torero y un hombre honesto y cuento con el apoyo de todos.
-En Sevilla llegó a tener una lesión tremenda... ¿Se imagina en los carteles de la Feria de Abril?
-Me gustaría volver a Sevilla. Toreé dos tardes. En la segunda, lo recordará, sufrí una fractura de tibia y peroné cuando salté al callejón tras un par de banderillas a un toro de Guardiola. Con un cartel bonito, en una plaza tan bella, sería otro sueño tras la reaparición en Valencia.
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