ENTRE EL VIENTO Y LOS TOROS SÓLO CHISPAZOS DE ARTE
Talavante, inmenso con el tercero, confecciona una faena inteligente que malogra con la espada
Javier Adrados –
El Albero
La paciencia del
público se terminó en el cuarto y sobre todo en el quinto.-
Encierro de
Montalvo, de Juan Ignacio Pérez Tabernero, bien presentado, muy desiguales, de
mal juego, reservones y rajados. Se lidió, como 4° bis, un sobrero de Núñez del
Cuvillo, un zapatico regordete, con las fuerzas justas y que terminó defendiéndose.-
Alejandro Talavante
por fallar con la tizona se queda sin el triunfo que había labrado con
inteligencia al tercero de Montalvo. En los medios y con el vendaval venteño,
le instrumentó tres naturales de antología atornillado en la arena a pesar de las
dificultades del toro y del viento que hicieron rugir los tendidos. Con
concepto de estructuración, de armonía y seriedad; torerísimo andando en la
cara del toro y variedad en su tauromaquia. Los trofeos bien hubieran podido
ser dos ya que el extremeño se mostró en Las Ventas con madurez, con cabeza, con
valentía e inteligencia; cuando el de
montalvo huía a su querencia, se mantuvo paciente para marcar los tiempos y la distancia en los
terrenos del toro. Se deja notar en Alejando la mano de su apoderado Curro Vázquez.
El sexto no le
dio opción a pesar de su buena voluntad, no tenía nada.
Juan
Serrano Finito de Córdoba, solo pinceladas y detalles con capote y muleta, en
el primero primó la paciencia del respetable; en el cuarto ya recibió algunos
pitos y fue despedido de la plaza con una sonora pita.-
José
Antonio Morante de la Puebla
con su primero dos verónicas jaleadas por los tendidos y dos trincherillas de
altos quilates que entusiasmaron. Todo quedó en eso “el gozo en un pozo”; hasta
ahí llegó el sevillano y el público, que llenaba los tendidos, paciente
esperando porque en el segundo iba a ser. Llegó el quinto, un manso de
solemnidad que al recibirlo con el capote se le frena, lo aprieta contra las
tablas, poniendole en serios apuros y se acabó lo que se daba; en el caballo lo
pegaron sin piedad, el picador fue abroncado. Morante no estaba para
contemplaciones y con la espada de verdad se fue decidido a abreviar; le probó
por ambos pitones quitándole las moscas
con la muleta y se perfiló para una larga serie de pinchazos saliéndose siempre
de la suerte. La paciencia terminó por explotar en pitos y llegó a una soberana
bronca.-
La corrida del viernes 23
Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés para El Juli,
Manzanares y Miguel Ángel Perera.
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